CHA presenta una iniciativa en las Cortes para que el Gobierno de Aragón trate de recuperar el “Vidal Mayor”

CHA ha presentado una Proposición no de Ley en relación con “la recuperación del “Vidal Mayor”, solicitando su tramitación ante la Comisión Institucional de las Cortes de Aragón. La parte dispositiva de la iniciativa presentada por CHA consta de dos puntos: 

“Las Cortes de Aragón instan al Gobierno de Aragón a realizar cuantas actuaciones sean precisas al objeto de dar comienzo a las gestiones necesarias para conseguir, en las condiciones que se consideren más adecuadas para el interés general de Aragón, el retorno del denominado “Vidal Mayor”. Igualmente se insta al Gobierno de Aragón a realizar una campaña de difusión de este documento único de nuestra Historia, así como a proceder, en su momento, a desarrollar cuantas actuaciones sean necesarias para la exposición pública del mismo, al objeto de poder ser más conocido y mejor valorado como “seña vital de la identidad aragonesa”. 

“Las Cortes de Aragón instan al Gobierno de Aragón a dirigirse igualmente al Gobierno de España al objeto de recabar el apoyo y colaboración en la realización de estas gestiones necesarias para lograr el retorno definitivo del “Vidal Mayor” a Aragón”. 

Gregorio Briz, Portavoz de CHA en las Cortes de Aragón: “Es necesario buscar acuerdos parlamentarios para que el gobierno actúe y siente el respaldo suficiente para conseguir la recuperación del patrimonio histórico-artísticos aragonés emigrado. Esté donde esté, sea en Cataluña, en el Museo del Prado, en el Archivo de Salamanca, en el Museo Arqueológico de Madrid, o como es el caso, en California, como el Vidal Mayor, objeto de este iniciativa”. 

La parte dispositiva de la iniciativa explica la importancia del documento y su “periplo por el mundo”: 

“El panorama jurídico que se encontró en el reino de Aragón el rey Jaime I, una vez conquistadas Mallorca y Valencia, era de una cierta inseguridad jurídica, por eso, dice en el Proemio de los Fueros, “del mismo modo que se había ocupado con las armas de las cosas de la guerra, procedía en tiempos de paz ocuparse de las leyes, y en primer lugar de las de Aragón, por ser la cabeza de todos los territorios sobre los que reinaba”. Con ese objeto reunió Cortes en Huesca en 1247 y allí fueron examinados detenidamente los fueros vigentes, separados los innecesarios y los inútiles, completados los peor redactados y los oscuros con adecuadas explicaciones, apartando algunos, corrigiendo, supliendo y aclarando otros y los reunieron todos bajo un mismo volumen y bajo títulos expresivos, siguiendo la corriente del Codex de Justiniano, y con el objeto de que rigieran en todo el reino de Aragón, dando también con ello un sentido de unidad a un territorio diverso. Una vez adoptado este acuerdo con “conseillo et con voluntad de todos, manda et priega al seynor obispo de Huesca que fiziese dreiturera conpilation de los fueros assi como savio omne”. 

Y ese obispo no era otro que Don Vidal de Canellas de quien no se sabe el lugar de nacimiento aunque sí que estudió leyes en Bolonia, el lugar de más prestigio para este menester en esa época, que tuvo por maestro a Raimundo de Peñafort. 

El ejemplar más representativo, conocido y admirado, no solo por su contenido jurídico, sino también por su expresión lingüística en romance aragonés y por las 156 miniaturas góticas, de tradición francesa según la doctora Lacarra, que ilustran el texto, es un manuscrito en vitela, que contiene 277 folios escritos a dos columnas. El que el obispo Vidal de Canellas decidiera poner los Fueros en lengua romance, supone, para el profesor Juan Antonio Frago, diferenciar entre las soluciones romances claramente identificadas y el latín de las personas escolarmente instruidas. Por eso, para este autor, las referencias al “lengoage de Aragón” –complementada por otras, como según “dito d’Aragón”– inducen a pensar que el obispo era consciente del particularismo lingüístico de nuestro Reino durante la Edad Media. 

A pesar de su importancia el original de este texto era prácticamente desconocido hasta mediados del siglo pasado. Si conocemos hoy el “Vidal Mayor” es gracias a la labor del lingüista sueco Gunnar Tilander (1894 – 1973), quien en 1956 lo publicó tras seguir la pista de un libro que había sufrido diversos avatares. 

Fue en 1933 cuando, con ocasión de un viaje de estudios que Tilander realizó a España comenzó a entrar en contacto con textos de nuestro derecho medieval, visitando la biblioteca de la Universidad de Zaragoza, de donde sacó del olvido el manuscrito 204 (que escrito en aragonés contiene los fueros promulgados desde 1247 a 1390) y también la Biblioteca Nacional de Madrid. Allí estudió el manuscrito 458, versión romance de los Fueros de 1247 (quizás una versión resumida del Vidal Mayor) publicándolos en Lund en 1937 bajo el título Los Fueros de Aragón según el manuscrito 458 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Para la realización de estos trabajos consultó numerosas obras relacionadas con nuestro derecho que le llevaron a la búsqueda del Vidal Mayor. Entre ellas Derecho y jurisprudencia de Aragón en sus relaciones con la legislación de Castilla, publicada en 1865 por Joaquín Martón y Gavín y Francisco Santapau y Cardós, donde encuentra una noticia de un códice del siglo XIII de los Fueros de Aragón en romance aragonés que pertenecía al jurista Luis Franco y López, y comienza sus investigaciones. Pese a sus reiteradas preguntas no encuentra a nadie que le dé noticia de esta obra. 

Tras muchas visitas finalmente le dirigen al despacho del que había sido pasante de Franco y López, el abogado zaragozano Ricardo Monterde. Allí descubre que el hijo del que fuera alcalde de Zaragoza lo había vendido a un extranjero del que solo recordaba que hablaba inglés, así que decide trasladarse a Inglaterra donde durante varios meses sigue la pista hasta descubrir que el manuscrito formaba parte de la biblioteca del Dr. C. W. Dyson Perrins en Daverham-Malvern, quien lo había comprado en 1906 a C. Fairfax Murray que a su vez lo había adquirido al hijo de Franco y López. 

De este modo Tilander pudo consultar, en el British Museum de Londres (donde estaba depositado), durante varias semanas el buscado ejemplar obteniendo permiso para reproducirlo. A la muerte de Perrins fue subastado en 1958 yendo a parar a Estados Unidos, de donde volvió en 1962 para formar parte de la colección de Peter e Irene Ludwig en Aquisgrán, vendiéndose de nuevo a la muerte del matrimonio y pasando a formar parte del Paul Getty Museum en Santa Mónica (California) en 1983 donde se encuentra en la actualidad y allí lo pudo localizar el profesor Jesús Delgado. 

Agustín Ubieto, entonces director del Instituto de Estudios Altoaragoneses, intentó devolver el manuscrito a su origen, consiguiendo “únicamente” la realización de una edición facsímil que ha puesto al alcance de todos una de las maravillas del derecho, la lingüística y el arte de nuestro pasado, quedando para el futuro la tarea irrenunciable de recuperar el original. Tilander, tras veinte años de trabajo, publicó en 1956 su obra en tres volúmenes, dedicando especial atención a los aspectos lingüísticos y llevando a cabo una imprescindible transcripción. 

Se cumplen ahora 770 años de la reunión de las Cortes de Aragón en las que se encargó a Vidal de Canellas la redacción de este texto, 310 años de los Decretos de Nueva Planta que derogaron los Fueros de Aragón, 60 de la edición de Gunnar Tilander, 50 de la Compilación de Derecho Civil de Aragón de 1967, 35 años de nuestro primer Estatuto de Autonomía, 10 años de su última reforma…”




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