CHA reclama a Azcón que complete su compromiso con la recuperación de la chimenea de Zaragoza

El pasado mes de febrero del presente año APUDEPA, Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés denunció públicamente las condiciones de la actuación  realizada en la base de la conocida y emblemática “Chimenea”, ubicada en la margen izquierda de Zaragoza. Vestigio del pasado industrial de esa parte de la ciudad, diseño de 1917 del arquitecto Miguel Ángel Navarro (autor, entre otros edificios, de la Casa Solans y del Grupo Escolar Joaquín Costa), con un estilo decorativo neomudéjar a base de  elementos geométricos, que, junto a otras chimeneas conservadas, como la de la antigua Azucarera del Rabal o la de la antigua Estación de Utrillas, conforman un triángulo de interés patrimonial, ligado al pasado industrial y ferroviario de esas partes de la ciudad.
Este elemento que se conserva de la antigua “Fábrica de Lanas Morón y Anós” sufrió una obra urgente y, según declaraciones del equipo de Gobierno municipal, también provisional, dado que estaba destinada, indicaron, a asegurar este elemento que forma parte del legado del patrimonio industrial de la ciudad.
Marco Negredo, Secretario de Cultura e Identidad de CHA: “Queremos que el Gobierno de la ciudad informe sobre el plan previsto de rehabilitación completa al que se comprometió públicamente, fijando plazos para su puesta en marcha y ejecución, permitiendo con esta actuación dejar en condiciones más dignas y respetuosas con su valor esta pieza del patrimonio arqueológico industrial de Zaragoza”. “Estamos hablando de un resto industrial de la etapa más reciente de nuestra ciudad que se merece la protección más adecuada por parte de las administraciones públicas”, concluye Negredo.
Y es que tal y como se indica en el plan de Patrimonio Industrial: “A lo largo de la historia reciente las actividades industriales han generado una serie de sistemas productivos que paulatinamente se han ido incorporando a nuestra herencia cultural. Son resultado de un proceso de toma de conciencia patrimonial en el que se integran la necesidad de conservación de sus testimonios materiales y la transmisión de la memoria asociada a cada actividad en un entorno territorial concreto. Los testimonios de la industrialización constituyen un legado imprescindible para comprender la historia de los dos últimos siglos”.


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