Aragón, por la Cultura de Paz

Alberto Alcaine Vijuesca, Secretaría de Política Sectorial y Agenda 2030 de Chunta Aragonesista

El nuevo Gobierno de Aragón ha mostrado ya su opción política de abogar por ser un enclave para la industria militar en un territorio como el nuestro que, a lo largo de su historia, ha sido sistemáticamente utilizado como tierra de servidumbre para la implantación de infraestructuras militares, sin recibir compensaciones a cambio.

Aragón ha servido durante siglos como un gran cuartel al servicio del Estado, con instalaciones militares como el polígono de tiro de las Bardenas Reales, el campo de maniobras de San Gregorio o la base militar aérea de Zaragoza, que limita el uso civil del aeropuerto, por ejemplo. Estas infraestructuras han generado un impacto ambiental y social considerable, sin que Aragón haya recibido una compensación justa por los perjuicios sufridos.

Ahora no solo seguimos soportando esta hipoteca sino que nuestra vocación de lugar de paz es nuevamente ignorada. Esta decisión, además de contravenir el sentir mayoritario de la ciudadanía, supone un flagrante incumplimiento de la Ley de Cultura de Paz aprobada por las Cortes de Aragón.

El objetivo de esta norma era promover una sociedad basada en la no violencia, el diálogo y la cooperación. Este marco normativo establece la responsabilidad de la administración pública en la promoción de una cultura pacífica y en la reducción del peso de la industria militar en nuestra economía y territorio.

Sin embargo, el Ejecutivo del PP, lejos de respetar este mandato legal, apuesta por el desarrollo armamentístico como una supuesta vía de crecimiento económico, olvidando que la verdadera prosperidad se cimenta en la educación, la innovación y la justicia social.

Derivar las decisiones políticas de un gobierno hacia un modelo de desarrollo basado en la producción de armamento está sujeto a los vaivenes volubles de la geopolítica y a un mercado especulativo. Corremos el riesgo de convertir a Aragón en un enclave dependiente de la militarización, hipotecando su futuro y desviando recursos que podrían destinarse a sectores productivos sostenibles.

Desde CHA, proponemos una visión alternativa que respete la tradición aragonesa de pacto y diálogo. Creemos que el futuro de Aragón no pasa por la fabricación de armas, sino por el impulso de sectores sostenibles como la economía social y solidaria, la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Iniciativas que, además de generar empleo, refuerzan nuestra identidad como tierra de convivencia y respeto.

El Gobierno del PP en Aragón está traicionando el compromiso de las Cortes con la cultura de paz, promoviendo un desarrollo armamentístico que va en contra de nuestra historia, nuestra legislación y nuestros valores. Es momento de alzar la voz y defender un Aragón que no se rinda ante la lógica de la guerra, sino que se convierta en referente de un modelo de desarrollo basado en la justicia, la sostenibilidad y la cooperación.

Debemos conseguir que la paz no sea solo un concepto teórico, tendría que ser una realidad tangible en nuestra tierra.



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