12 Ene CHA Ardisa denuncia el cierre del centro social
CHA en Ardisa denuncia la nula negociación por parte del equipo del ayuntamiento a la hora de renovar el contrato con la persona que hasta ahora llevaba la gestión del centro social, un vecino del pueblo que ante la negativa del consistorio para que pudiera librar un día a la semana, no solo ha dejado de llevar el Centro Social sino que también se ha tenido que ir del municipio junto con un familiar. “Esto es una pequeña tragedia para una localidad como Ardisa en la que sólo vivimos diez personas en invierno. Hace nueve meses que el gerente del bar comunicó al ayuntamiento su decisión de no renovar el contrato por la imposición de tener que abrirlo todos los días de la semana. Propuse al equipo de gobierno intentar negociar con él para evitar su salida pero la alcaldesa me dijo que no quería negociar”, afirma José Ángel Tresaco.
El Centro Social que a su vez ofrece el servicio de bar es el único lugar de reunión de los vecinos y visitantes de los pueblos cercanos. Lleva ya doce días cerrado y el municipio no se acostumbra a no poder disfrutar de este equipamiento. “Queremos agradecer el servicio prestado durante casi seis años a la persona que hasta ahora ha llevado el centro social pero también insistimos a la alcaldesa que reconsidere su actitud y vuelva a negociar con él ya los pocos ingresos que deja el centro social junto con el coste de las viviendas de alquiler en el municipio hacen imposible que venga gente de fuera a hacerse cargo del centro”, asegura el portavoz de CHA.
En municipios tan pequeños como Ardisa, servicios como éste hay que cuidarlos y dar todo tipo de facilidades para mantenerlos en lugar de dedicarse desde el Ayuntamiento a ponerles trabas. Es un drama el cierre del bar y de las dos casas que se han cerrado al marcharse estas dos personas. “Ardisa va camino de convertirse en un pueblo fantasma al que tampoco acudirá la gente de fuera por no haber un Centro Social con un gerente que te pueda servir un café”, asegura José Ángel Tresaco.
En la anterior legislatura el ayuntamiento de Ardisa se gastó mas de 10.000 euros en rehabilitar una bodega abandonada. “Ese dinero se tenía que haber invertido en acondicionar algún local municipal como vivienda en lugar de una bodega que no tiene uso. Ahora no tenemos ni vivienda ni centro social ni perspectivas de que venga ninguna familia de fuera a hacerse cargo del negocio. Esto pasa porque la actual alcaldesa maneja el municipio como si fuera su cortijo. Por poner otro ejemplo, aún no ha retirado la placa franquista de la pared de la iglesia. No cumple con la ley y aquí no pasa nada”, concluye el portavoz de CHA.