Por ellas, por dignidad

Sonia Alastruey Alpín, candidata de CHA a la Alcaldía de Huesca

Desde el lunes 16 de enero, las más de 3.000 trabajadoras dedicadas a la limpieza de edificios y locales están en huelga indefinida por el bloqueo del convenio provincial, caducado desde el 31 de diciembre de 2017, con una pérdida de poder adquisitivo creciente y un salario indigno.

Estamos hablando de un colectivo que desarrolló su labor en los días más duros de la pandemia y que a la hora de establecer servicios mínimos ante la huelga, es considerado como un servicio esencial para la comunidad, ya que su interrupción afectaría a derechos fundamentales como el de la salud.

Son 70 las trabajadoras que limpian todos los edificios y locales municipales, y el Alcalde de Huesca debería tomar partido por ellas para conseguir que cuenten con un convenio laboral en vigor, para desempeñar su labor en condiciones dignas, cosa que actualmente no ocurre. Al contrario, lamentablemente el ayuntamiento ha tomado parte en el conflicto perjudicando la huelga laboral a través del Decreto de Alcaldía nº 141/2023, con unos servicios mínimos impuestos, ya que no han contado con el preceptivo y obligatorio trámite de audiencia previa al Comité de Huelga, que los propios sindicatos convocantes han definido como abusivos, obligando a huelguistas a incorporarse al trabajo para limpiar por ejemplo instalaciones deportivas o las propias dependencias del edificio consistorial.

Las administraciones públicas en el Alto Aragón son los principales clientes de las empresas de limpieza y sus responsables políticos no deben de hacer dejación y deberían preocuparse y ocuparse para que todas las trabajadoras y trabajadores que desempeñan su labor lo hagan en condiciones laborales dignas, y vista la poca voluntad por parte empresarial de cambiar esta situación, el Ayuntamiento de Huesca en concreto, debería empezar a dar pasos hacia la remunicipalización de este servicio, tal como ocurrió con la limpieza viaria, y que supuso mejorar las condiciones laborales y la estabilidad laboral, sin mayor gasto para las arcas municipales.

Nadie se puede quedar atrás en la Huesca del siglo XXI y por ello es inadmisible que haya un colectivo de trabajadoras y trabajadores para los que no se contemple como salario base el SMI, y el mantenimiento de otros derechos adquiridos como el plus de antigüedad.

No es casualidad que estas condiciones laborales precarias recaigan sobre un sector formado muy mayoritariamente por mujeres, ¡cuantas veces hemos dicho que la pobreza y la precariedad tiene rostro de mujer!. Debemos asumir por ello que la huelga indefinida de las limpiadoras de edificios y locales supone un fracaso de la sociedad altoaragonesa que debe ser remediado con celeridad, por ellas, por dignidad.



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