Retrasos en los presupuestos de 2025, un freno para las comarcas turolenses

Javier Carbó Cabañero, Secretario Territorial de Chunta Aragonesista en las comarcas turolenses

Las comarcas turolenses están viviendo un momento crítico, marcado por la incertidumbre que genera la demora en la aprobación de los presupuestos de 2025 en Aragón. Este retraso no es un simple trámite administrativo, sino que tiene consecuencias tangibles y graves para un territorio que, desde hace años, arrastra problemas estructurales y una alarmante despoblación.

Este Gobierno de Azcón, lejos de dar estabilidad, está sumiendo a Aragón en una inestabilidad política que impide el desarrollo de políticas públicas eficaces para frenar el declive de áreas ya muy golpeadas por la despoblación y la falta de recursos.

La situación es especialmente grave en las comarcas turolenses, donde los efectos del retraso en los presupuestos se están sintiendo con mayor dureza.

Necesitamos políticas públicas claras y urgentes en Aragón. No basta con realizar grandes anuncios de inversiones, ni con promover proyectos que favorecen a multinacionales y grandes corporaciones. La falta de un plan coherente y adecuado para el desarrollo del medio rural y de inversiones sostenibles que generen empleo y fijen población, está llevando a las comarcas turolenses a un punto de no retorno. Las promesas de prosperidad basadas en el crecimiento de grandes empresas no han sido capaces de sustituir el empleo de calidad que se ha perdido en los últimos años en sectores como la agricultura y la ganadería y mucho menos han detenido la huida de la población hacia las grandes urbes.

Los datos de la pérdida de personas autónomas y profesionales del sector primario reflejan la descomunal brecha que existe entre el modelo de desarrollo de las grandes ciudades y la realidad del medio rural aragonés. En 2024, 243 personas autónomas menos en todo Aragón y hasta 344 personas, dedicadas a la agricultura y ganadería, abandonaron sus actividades. Sin embargo, el peor dato se encuentra en las comarcas turolenses, que ha visto disminuir en un 1,5% el número de trabajadores autónomos en comparación con el año anterior, lo que representa una pérdida de 186 profesionales. Esta tendencia es alarmante, sobre todo porque las comarcas turolenses dependen, en gran medida, de la agricultura, la ganadería y las pequeñas empresas para su sustento.

Ahí es necesario que el FITE (Fondo de Inversiones de Teruel) juegue un papel clave en la solución de este problema. El aumento de su dotación económica debe ser dirigido hacia el refuerzo de la estructura productiva del territorio, con inversiones que no solo permitan paliar los efectos de la crisis demográfica, sino que, además, favorezcan la creación de empleo estable y la retención de población en los municipios más afectados por la despoblación. De nada sirve tener grandes cantidades de dinero disponibles si los criterios de reparto siguen sin responder a las necesidades reales del territorio. La modificación de estos criterios, en favor de un reparto más equitativo y acorde a las necesidades del medio rural, debería ser una de las prioridades para los responsables políticos del Gobierno de Aragón.

Las políticas públicas, a juicio de CHA, deben orientarse a una transformación que no solo contemple el impulso a sectores estratégicos, sino también la mejora de los servicios básicos, como la sanidad y la educación, que siguen siendo un desafío en muchas zonas rurales. La reforma del mapa sanitario, que puede ser la excusa para los recortes en el territorio, es un claro ejemplo de la necesidad urgente de un enfoque más sensible a las realidades de las zonas rurales en Aragón.

El Gobierno de Azcón ha demostrado, hasta ahora, una incapacidad para abordar los problemas que realmente afectan a las comarcas turolenses. En lugar de ofrecer soluciones, ha sumido al territorio en la incertidumbre y el desconcierto. El principal reto del Ejecutivo aragonés no es solo aprobar los presupuestos, sino entender que el modelo de desarrollo de las grandes ciudades no es aplicable a las comarcas turolenses. La falta de un enfoque adecuado y la inacción política solo están agravando las dificultades de un territorio que necesita, más que nunca, políticas públicas coherentes y comprometidas con su futuro.



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