El Ayuntamiento de Alhama de Aragón ha cometido un gravísimo error al permitir que la Falange, una organización históricamente ligada a la represión franquista y al ataque contra los valores democráticos, instale una carpa informativa y celebre un acto en la localidad.

La justificación dada por la alcaldesa Pilar Marco, amparándose en la legalidad de esta organización, no solo es una excusa pobre, sino que evidencia una preocupante falta de compromiso con los principios democráticos y con la Memoria Histórica.

“Resulta indignante que el mismo Ayuntamiento que ha permitido este acto de exaltación franquista haya vetado la proyección de un documental sobre la Memoria Democrática por considerar que “podía herir sensibilidades”, afirma Castillo.

Es decir, el consistorio de Alhama de Aragón ha decidido que la reivindicación de la verdad histórica y la reparación de las víctimas del franquismo pueden ser ofensivas, mientras que dar voz a quienes promueven un discurso anticonstitucional y totalitario es perfectamente aceptable. A juicio de CHA, es un escándalo que retrata con claridad la connivencia de ciertas administraciones públicas con el franquismo sociológico que aún perdura en nuestra sociedad.

Este acto autorizado en Alhama de Aragón no es un hecho aislado. Es una muestra del avance de discursos totalitarios que intentan blanquear el legado del franquismo y reescribir la historia. Permitir que una organización que enaltece una dictadura utilice el espacio público para difundir sus proclamas es una afrenta a los valores democráticos y un duro agravio a todas las personas que sufrieron la represión. El Ayuntamiento de Alhama de Aragón no solo ha mirado hacia otro lado ante esta ignominia, sino que ha sido cómplice directo de ella.

Desde Chunta Aragonesista condenamos enérgicamente esta permisividad con el franquismo y exigimos responsabilidades a la alcaldesa y su equipo de gobierno. En un Estado de derecho, la democracia no puede ser neutral ante quienes la atacan.

Recordamos también que en esta legislatura se ha producido la derogación de la ley de memoria democrática de Aragón en las Cortes, gracias al acuerdo PP y Vox. Un retroceso que ha permitido el Presidente Jorge Azcón por sus acuerdos de gobierno con la ultraderecha.

“No se puede permitir que los herederos ideológicos de una dictadura sigan teniendo espacios de impunidad. No nos callaremos ante esta ofensa a la Memoria Democrática, a la justicia y a la dignidad de las víctimas del franquismo. La historia no puede repetirse, y para ello es fundamental no olvidar ni blanquear a quienes pisotearon la libertad y los derechos humanos durante décadas”, concluye la Secretaría Memoria Democrática de CHA.

CHA denuncia que Vox aprovechó su mitin electoral con motivo las elecciones europeas, celebrado ayer en Zaragoza, para anunciar, públicamente, que están dispuestos a suprimir, modificando la normativa vigente, la denominación del aragonés y el catalán como lenguas de Aragón.

Mamen Castillo, Secretaria de Política Lingüística de CHA: “Nos oponemos, nuevamente, a que se pretenda eliminar el reconocimiento expreso del aragonés y del catalán de Aragón, recogido en la todavía vigente Ley del Patrimonio Cultural Aragonés”.

“Se quiere volver de nuevo unos circunloquios que ya causaron indignación en el mundo científico y en el de los movimientos de defensa de nuestras lenguas: Lengua Aragonesa Propia del Aragón Oriental (LAPAO) y Lengua Aragonesa Propia del Pirineo y Prepirineo (LAPAPYP), vulnerando, por tanto, los derechos lingüísticos de las personas hablantes del aragonés y el catalán, sin tener en cuenta los más esenciales criterios filológicos”, continúa Castillo.

Finalmente, CHA considera es necesario cumplir con lo dispuesto tanto en la legislación vigente aragonesa, manteniendo la redacción actual del artículo 4 de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, del Patrimonio Cultural Aragonés, como con lo contemplado en la propia Carta Europea de Lenguas Minoritarias, suscrita por el Gobierno de España y ratificada por las Cortes Generales, que nos obliga a dignificar estas lenguas, ahora nuevamente condenadas a perder hasta su propio nombre.