
21 Abr 23 de abril: una reivindicación aragonesista
Isabel Lasobras Pina, Secretaria General de Chunta Aragonesista
Estamos ante una jornada de reafirmación colectiva y de reflexión sobre nuestra identidad, nuestra historia y el porvenir que queremos construir.
Desde Chunta Aragonesista (CHA) concebimos el aragonesismo de izquierdas como un proyecto político que trasciende lo simbólico y se fundamenta en la sostenibilidad, la justicia social y la defensa de los derechos fundamentales.
Como señaló José Antonio Labordeta, “no hemos venido hasta aquí para rendirnos ahora”. Sus palabras resuenan con más fuerza que nunca en un contexto donde el futuro de Aragón no puede edificarse desde la resignación ni el conformismo, sino desde la acción política audaz, el compromiso con la equidad y la aplicación de medidas que prioricen el bien común sobre los intereses particulares.
La reforma del modelo de financiación autonómica es inaplazable: nuestro país debe disponer de los recursos que le corresponden para ejercer plenamente sus competencias en educación, sanidad, servicios sociales y vivienda, sin estar subordinada a decisiones ajenas que menoscaben su capacidad de autogobierno, su derecho a decidir desde aquí, con nuestra gente y pensando siempre en lo mejor para Aragón.
Es preocupante observar cómo, en los últimos tiempos, ciertos dirigentes políticos han recurrido a la instrumentalización de Aragón para sus propios fines partidistas, empleándolo como ariete político contra otros gobiernos en lugar de defender de manera efectiva sus intereses.
Por otra parte, nos hallamos en un momento crucial en el que las bases de la democracia están siendo socavadas por quienes pretenden deslegitimar sus valores fundamentales. Ante esta amenaza, debemos reivindicar con determinación los principios que garantizan una sociedad libre, igualitaria y solidaria.
No podemos permitir retrocesos en derechos ni la normalización de discursos que fomentan el autoritarismo, la exclusión o la xenofobia. La democracia no se limita al ejercicio del voto cada cuatro años; implica también el respeto a la diversidad y la plurinacionalidad, la transparencia en las instituciones y la lucha incesante contra la corrupción y los abusos de poder.
Aragón debe ser un referente en la defensa de estos valores, consolidando un modelo de gobernanza basado en la participación ciudadana y el respeto a los derechos fundamentales, también con políticas decididas, destinadas a garantizar la revitalización de nuestro medio rural.
El aragonesismo del siglo XXI debe ser, asimismo, una herramienta de transformación social y de equidad. No hay progreso sin derechos, y ello exige un compromiso irrenunciable con la igualdad de género, la lucha contra la discriminación y el reconocimiento de la diversidad. En el Aragón que aspiramos a construir, las mujeres deben ver garantizados sus derechos en todos los ámbitos de la vida, desde la equiparación salarial hasta el acceso a posiciones de liderazgo y la erradicación de la violencia machista. Como expresó Chesús Bernal, fundador de CHA, “no puede haber justicia social sin igualdad real entre hombres y mujeres”. Igualmente, la defensa de los derechos del colectivo LGTBI es inseparable de nuestro compromiso político.
Asimismo, el debate sobre el futuro no puede obviar los desafíos que plantea la transformación tecnológica. La inteligencia artificial, la digitalización y el impacto de las redes sociales están redefiniendo las dinámicas económicas, laborales y sociales. Es imperativo que estas herramientas se orienten al beneficio común y no profundicen las desigualdades existentes. La apuesta por un desarrollo tecnológico sostenible debe situarse en el centro de la agenda aragonesa para garantizar que ni una sola persona, ni una sola comarca, queden excluidas de esta revolución digital.
En este 23 de abril, renovamos nuestra determinación de construir un Aragón que afronte el futuro sin renunciar a su identidad, ni a sus derechos.