
12 Jun El Grupo Plurinacional Sumar pide el reconocimiento del COVID Persistente
El diputado Jorge Pueyo traslada al Congreso las reivindicaciones de Long Covid Aragón y de otras asociaciones de pacientes de esta enfermedad multisistémica que puede afectar a más de 2 millones de enfermos en España
Esta mañana, los diputados Jorge Pueyo y Rafael Cofiño, del Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar, han comparecido ante los medios acreditados en el Congreso para presentar una proposición no de ley para el reconocimiento oficial de la enfermedad del COVID Persistente, en la que se recogen varias medidas que venían siendo reivindicadas por las asociaciones de pacientes con COVID Persistente en España.
El diputado de CHA por la coalición Sumar Aragón, Jorge Pueyo, se había comprometido el pasado mes de diciembre con las representantes de la asociación Long Covid Aragón a trasladar sus propuestas al Congreso y ahora, tras meses de trabajo compartido con el portavoz de Sanidad del Grupo Plurinacional Sumar, Rafa Cofiño, así como de numerosas reuniones con los colectivos de pacientes y con el propio Ministerio de Sanidad, ya se ha registrado una iniciativa que emplaza al Gobierno a homogeneizar el proceso asistencial para atender correctamente a las personas afectadas por COVID Persistente, impulsar la creación de Unidades Multidisciplinares, homogenizar los códigos diagnósticos en los sistemas de información sanitaria para evitar el infradiagnóstico de COVID persistente, establecer una línea pública de investigación para profundizar en el conocimiento de la enfermedad, sus causas y su evolución para disponer de alternativas terapéuticas, trabajar en el reconocimiento oficial de la enfermedad y su identificación como enfermedad profesional, y establecer medidas de protección de la salud laboral e itinerarios laborales adaptados a las personas afectadas, entre otras medidas.
Jorge Pueyo ha explicado, a partir de la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que «el COVID Persistente es “la afección que ocurre en pacientes con antecedentes de infección probable o confirmada por SARS-CoV-2, que generalmente se desarrolla 3 meses después del inicio de los síntomas, persiste durante al menos 2 meses y no puede explicarse mediante diagnósticos alternativos. Los síntomas más comunes son la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, pero también se pueden dar otros síntomas que suelen repercutir en el funcionamiento cotidiano del enfermo”. Por tanto, es un trastorno multisistémico, con más de 200 síntomas asociados, que afecta a prácticamente todos los sistemas orgánicos».
A pesar de la dificultad para aportar datos sobre la incidencia y prevalencia del COVID Persistente (pues no se recogen los casos asintomáticos, ni los casos leves que no pasan por atención sanitaria, y en muchos países no se realizan pruebas de confirmación de la infección), según la OMS entre un 10 y un 20 % de los infectados desarrollarán COVID Persistente. Aplicando las referencias de la OMS, estamos hablando a nivel mundial de entre 77 millones y 144 millones de enfermos de COVID Persistente; y en España de entre 1,4 millones y 2,4 millones de enfermos. Según los últimos estudios, el 31,75% de los casos de COVID Persistente son severos (no pueden salir de casa o están encamados), el 55,60% son moderados (ven reducir su capacidad previa en un 50% o más y tienen problemas para hacer las tareas de la vida diaria), y el 12,65% son leves (pueden seguir trabajando). A partir de esos datos, Pueyo ha afirmado que se puede estimar que en España puede haber más de medio millón de enfermos graves o severos, que viven confinados en su hogar y en muchos casos no pueden salir de la cama; y más de un millón de personas con problemas para seguir con su vida diaria y/o profesional en España.
El diputado aragonesista de la coalición Sumar ha expuesto la situación que denuncian los colectivos de personas afectadas por esta enfermedad: «Sienten que la atención que reciben es diferente según la comunidad en la que vivan: en algunas todavía no se identifica el COVID Persistente, y deben recorrer distintos especialistas atendiendo cada uno de sus múltiples síntomas sin tener una visión global de su enfermedad. Echan en falta protocolos específicos y una atención multidisciplinar, así como la necesaria formación e información. Además, constatan una situación de infradiagnóstico, esto es, que hay más casos de los que se han identificado: que sin prueba PCR no hay diagnóstico de COVID y, sin ese paso, no hay registro de COVID Persistente. Y esa falta de registro impide cuantificar el problema real, lo que es imprescindible para hacer un uso eficiente de los recursos, adecuar la atención que requiere el enfermo de COVID Persistente y establecer las medidas preventivas. En conclusión, sin una dimensión realista de la prevalencia, no se podrán tomar medidas a la altura del problema».
A continuación, el diputado Rafa Cofiño, portavoz de Sanidad del Grupo Plurinacional Sumar, ha desglosado las medidas recogidas en la proposición no de ley, cuyo contenido es el siguiente:
«El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a
Se trabajará en la homogeneización de guías clínicas y procesos asistenciales integrados de coordinación entre Atención Primaria y Atención Hospitalaria, a nivel estatal y autonómico, facilitando la coordinación entre diferentes profesionales y servicios clínicos para la correcta atención de las personas afectadas por COVID persistente. Se impulsará la creación de Unidades Multidisciplinares o los mecanismos de coordinación asistencial multidisciplinar que fueran necesarios para ello.
Establecer campañas de sensibilización y de comunicación destinadas a la ciudadanía en general con carácter preventivo, de sensibilización y con recomendaciones específicas para la población afectada y los profesionales de la salud.
Trabajar en la homogenización de los códigos diagnósticos en los sistemas de información sanitaria -en Atención Primaria y Hospitalaria- para tener una información detallada del número de personas con diagnóstico de COVID persistente evitando el infradiagnóstico y la subestimación de personas afectadas, estableciendo, de esta forma, un registro adecuado de personas afectadas en nuestro país.
Establecer una línea de investigación, liderada desde las instituciones públicas, con participación de las sociedades académicas y de los pacientes, para profundizar en el conocimiento de la enfermedad, sus causas y su evolución. Es necesario avanzar en ensayos clínicos y poder disponer de alternativas terapéuticas. Esta línea de investigación profundizará también en el impacto social y económico de la enfermedad tanto en términos individuales a los pacientes como a la sociedad.
Trabajar en el reconocimiento oficial de la enfermedad y su identificación como enfermedad profesional en aquellas personas afectadas por el COVID persistente en las primeras olas de la pandemia en determinados puestos de trabajo.
Establecer medidas de protección de la salud laboral y que los itinerarios laborales de las personas afectadas se adapten a su situación funcional: en puestos de trabajo, en procesos de incapacidad temporal o permanente o en sus procesos de reincorporación laboral.
Se estudiarán casos de colectivos afectados por patologías similares donde exista afectación multisistémica e imprecisión en sus diagnósticos, reconocimiento de enfermedad y procesos laborales para valorar, en cada caso concreto, la idoneidad de adoptar medidas en el sentido expuesto en los apartados anteriores.»