
06 Ago El recorte de la PAC, un ataque al corazón del medio rural aragonés
Isabel Lasobras Pina, Secretaria General de Chunta Aragonesista
Bajo el liderazgo del Partido Popular Europeo, se pretende reducir en más de 80.000 millones de euros los fondos destinados a la PAC para el periodo 2028–2034. Una decisión política de gran calado que puede pasar desapercibida en las grandes capitales europeas, pero que en Aragón se traduciría en una pérdida de más de 100 millones de euros anuales. Una cifra demoledora para un territorio como el nuestro.
Aragón recibe actualmente unos 550 millones de euros al año de los fondos FEAGA y FEADER. Esta inversión no es un regalo: es una herramienta clave para sostener el empleo, evitar el abandono del medio rural, modernizar explotaciones, incorporar a jóvenes agricultores, luchar contra la despoblación y proteger el modelo de agricultura
familiar que vertebra nuestro territorio.
Aragón es una tierra de secano y regadíos, de montaña, de climatología extrema, de comarcas con baja densidad de población. Hacer agricultura y ganadería aquí es mucho más difícil que en otras zonas, y por tanto, requiere más apoyo, no menos. Recortar los fondos de la PAC en Aragón es condenar al abandono a cientos de explotaciones agrarias, es cerrar la puerta al relevo generacional y es dinamitar décadas de esfuerzo de muchas familias que han apostado por quedarse y trabajar su tierra.
Lo más grave es que esta propuesta nace en Bruselas, en despachos alejados de la realidad del campo. Una Europa que legisla sin pisar el terreno, sin mirar a los ojos a quienes alimentan al continente. Y lo hace en nombre del ahorro presupuestario, sin tener en cuenta las consecuencias sociales, territoriales y ambientales que conlleva.
Por estos motivos vamos a presentar en las Cortes de Aragón y en todas las instituciones donde tenemos representación, Congreso y Parlamento Europeo, una batería de iniciativas para frenar esta deriva. En primer lugar, exigimos el rechazo rotundo a este recorte presupuestario. Además, pedimos que se refuerce el segundo pilar de la
PAC, centrado en el desarrollo rural, porque es ahí donde se juega el futuro de los pueblos, donde se decide si una explotación puede modernizarse o si un joven puede incorporarse al campo.
También exigimos un reparto justo y transparente de los fondos en el ámbito estatal. No aceptaremos que Aragón vuelva a ser perjudicada por intereses políticos o por fórmulas de reparto que no reconozcan nuestra realidad agraria. Si no se garantiza equidad, reclamamos la puesta en marcha de un fondo propio aragonés de compensación.
Del mismo modo, es imprescindible avanzar en las “cláusulas espejo”: no podemos seguir permitiendo la entrada de productos importados que no cumplen ni con los requisitos sociales, ni ambientales, ni laborales que se exigen aquí. Competir así es injusto y rompe el principio de reciprocidad.
Lo que se defiende no es solo el paisaje: son las gentes, los oficios, los nombres, la cultura y los sueños de siglos. Cuando hablamos de PAC, hablamos de presente y de futuro. Hablamos de pueblos vivos, de empleo digno, de soberanía alimentaria, de sostenibilidad ambiental y de cohesión territorial.
La agricultura y la ganadería aragonesas no son números en una hoja de cálculo: son el motor de nuestras comarcas, la garantía de que en Aragón se puede seguir viviendo con dignidad.