El reto de un Aragón inclusivo y solidario

Isabel Lasobras, Secretaria General de Chunta Aragonesista y Portavoz de CHA en la Comisión de Bienestar Social y Familia de las Cortes de Aragón

La migración ha emergido como uno de los fenómenos más significativos del siglo XXI, un proceso que transforma profundamente las sociedades en términos sociales, económicos y culturales.

Aragón no es una excepción a esta realidad global. Sin embargo, la creciente diversidad de su población se ha convertido en un campo de batalla ideológico, donde la xenofobia de algunos partidos y el silencio cómplice de otros, intenta instrumentalizar el miedo y el rechazo hacia las personas migrantes.

Frente a este escenario, es urgente ofrecer una alternativa que fomente la convivencia, la igualdad de oportunidades y el bienestar para todas las personas.

Los enfoques políticos ultras han logrado captar la atención con un discurso simplista que estigmatiza a los migrantes, atribuyéndoles problemas que son estructurales y propios del modelo socioeconómico global.

Este enfoque no solo es erróneo, sino que también pone en riesgo los principios de solidaridad y justicia social que han sido valores fundamentales en la historia de Aragón. Este discurso se basa en el miedo y la desinformación, planteando a la migración como una amenaza para la identidad y el bienestar de la población local. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja, y las soluciones no pasan por levantar muros o restringir derechos, sino por una gestión integradora y equitativa de la diversidad.

Es evidente que la migración es consecuencia de factores globales como la pobreza, el cambio climático, los conflictos armados y el expolio económico de muchos países del sur global. Estas dinámicas no pueden ser resueltas con soluciones localistas o aislacionistas, sino a través de una respuesta política coordinada y solidaria. En este sentido, quienes abanderemos políticas de progreso tenemos la responsabilidad de proponer un modelo alternativo que apueste por la integración y la defensa de los derechos humanos.

Uno de los principales retos que enfrenta Aragón en este contexto es la necesidad de adaptar sus políticas públicas a la realidad de una sociedad diversa. Esto implica reforzar los sistemas educativo, laboral, sanitario y social para que respondan de manera efectiva a las necesidades de las personas migrantes y faciliten su integración. En el ámbito educativo, por ejemplo, es fundamental que los centros con alta proporción de estudiantes migrantes cuenten con más docentes de refuerzo y programas específicos que ayuden a los menores a superar las barreras idiomáticas y culturales. La educación es un pilar esencial en la construcción de una sociedad inclusiva, y descuidar este ámbito significa perpetuar las desigualdades.

De igual manera, es imprescindible mejorar la inserción laboral de las personas migrantes, especialmente de mujeres y personas más jóvenes, que se enfrentan a una mayor vulnerabilidad. Para ello, es necesario crear incentivos para que las empresas aragonesas las contraten, promoviendo la inclusión laboral y garantizando condiciones dignas de trabajo, apoyando también la creación de cooperativas y programas de autoempleo, especialmente en el medio rural, donde la revitalización económica puede estar vinculada a la integración de nuevos pobladores, revitalizando nuestras comarcas. Una vía que contribuye a dar solución a un problema aragonés endémico.

En el ámbito sanitario, la migración plantea desafíos específicos, como la necesidad de eliminar barreras lingüísticas y culturales en la atención médica. Aragón debe seguir avanzando en la formación intercultural de su personal sanitario y garantizar la presencia de mediadores que faciliten el acceso de los migrantes a una atención de calidad. Además, hay que reforzar las políticas de protección social, garantizando el acceso a una vivienda digna y evitando la formación de guetos, es esencial para asegurar una convivencia justa.

Apostar por una política migratoria integradora no es solo una cuestión de justicia social, sino también una estrategia eficaz para combatir el racismo y la xenofobia. La educación y la sensibilización son herramientas clave para contrarrestar el discurso del odio y fomentar una convivencia intercultural.

Frente a la xenofobia, abogamos por la construcción de un Aragón inclusivo, diverso y solidario. Una sociedad que se enriquece con la aportación de todas las personas, independientemente de su origen, y que es capaz de articular respuestas a los retos globales. Apostar por la integración, la igualdad de oportunidades y el respeto a los derechos humanos es un deber ético y también una garantía de futuro para Aragón.



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