
05 Jul El Torico, símbolo de Teruel
Javier Carbó Cabañero, Secretario Territorial de Chunta Aragonesista en las comarcas turolenses
Teruel tiene un símbolo que resume su identidad con la humildad del bronce y la persistencia de los siglos: el Torico. Presidiendo la plaza Carlos Castell, aunque comúnmente conocida como «Plaza del Torico», subido a una modesta columna sobre una fuente, este toro con estrella ha sido durante generaciones mucho más que un ornamento urbano: ha sido y es memoria compartida, relato de ciudad, emblema de resistencia y orgullo silencioso de un lugar que, como el propio animal, resiste erguido entre los embates del olvido.
La reciente decisión del Ayuntamiento de Teruel, recomendado por Fundación Santa María de Albarracín, encargada de su restauración, de no devolverlo a su ubicación original en la fuente, tras el bochornoso episodio de su caída en 2022, abre un debate que trasciende lo patrimonial. Se trata, en el fondo, de preguntarnos qué valor damos a los símbolos y qué papel juegan en la construcción del imaginario colectivo. Porque el Torico no es una escultura sin más: es una declaración de identidad.
Que aún no cuente con una declaración individualizada como Bien de Interés Cultural (BIC) es, sencillamente, incomprensible. La historia avala su peso simbólico: desde los sellos concejiles del siglo XIII hasta su uso en grabados, documentos oficiales y monedas. Ha acompañado el devenir de Teruel como signo visible y constante de pertenencia. Representa una forma de estar en el mundo, de nombrar lo propio, de resistir a la indiferencia.
La escultura del Torico de Teruel es arte, sí, pero también es testimonio, relato y emoción. La cultura, cuando es auténtica, no se encierra: se vive. Lo sabía bien Pablo Serrano, el escultor nacido en Crivillén, cuyas obras rebosan de esa energía telúrica que conecta al arte con el ser de una tierra. Serrano no trabajaba por encargo ni hacía concesiones a la superficialidad: buscaba en el hierro, en la forma, en el vacío incluso, ese núcleo esencial de lo aragonés que también late en el Torico.
Por eso urge su protección jurídica mediante una declaración individualizada como BIC. No para fosilizarlo, sino para garantizar que su valor simbólico, su carga emocional y su arraigo social no se diluyan entre decisiones administrativas erráticas. No se trata únicamente de proteger un objeto, sino de preservar un símbolo vivo que aún hoy habla con fuerza de la historia, la cultura y la identidad de Teruel.
Lo que se necesita es respeto, planificación y visión. Por eso es imprescindible que el Gobierno de Aragón inicie el expediente de declaración de BIC individual para el Torico de Teruel, tal y como se ha aprobado por unanimidad, a iniciativa de CHA, el pasado martes, 17 de junio de 2025, en la Comisión de Educación, Cultura y Deporte de las Cortes de Aragón.
Y que se haga con participación activa de las instituciones culturales turolenses, para que la protección no sea un trámite, sino un proceso de reflexión colectiva sobre lo que significa ser de Teruel y cómo se construye esa identidad.
Necesitamos símbolos, más que nunca, en un tiempo que tiende a disolver lo singular en la uniformidad. Y necesitamos cultura, no como ornamento, sino como raíz. Porque una ciudad que no cuida sus símbolos está renunciando a contarse a sí misma. Y una tierra sin relato es una tierra desarmada.
Así que sí, volvamos al Torico, para restaurar con él la conciencia de pertenencia, el orgullo de lo propio y la dignidad de una ciudad, Teruel, que aún tiene mucho que decir.