18 Ago Maestrazgo, laboratorio de peligrosas aventuras o el “maravilloso macroalmacén” de CO₂ que nadie pidió.
Javier Carbó Cabañero, Secretario Territorial de Chunta Aragonesista en las comarcas turolenses
¡Qué gran idea! Porque si algo nos sobra en el Maestrazgo es espacio, aire puro y tranquilidad, ¿por qué no regalarlo a las grandes empresas energéticas para que jueguen a experimentos peligrosos enterrando dióxido de carbono a presión? Así es, el nuevo y flamante proyecto de almacenamiento geológico de CO₂ que afectará a municipios como Villarluengo, Tronchón, Mirambel, Cantavieja y Cañada de Benatanduz, acaba de recibir luz verde en el Boletín Oficial de Aragón, y desde CHA no podemos estar más encantados… de denunciarlo, claro.
No vamos a permitir que nos conviertan en un laboratorio de riesgos para las empresas energéticas. Porque, claro, ¿qué puede salir mal si se inyecta gas a altísima presión bajo tierra, en capas subterráneas que, aunque prometan ser ‘estancas’, a veces tienen la simpática costumbre de romperse o filtrarse? Pero no importa, porque la apuesta es firme: sepultemos CO₂ para seguir quemando combustibles fósiles como si el mañana no fuera a llegar nunca.
Por si no queda claro, volvamos la vista atrás. A finales del siglo pasado ya intentaron algo parecido con la Central Térmica de Andorra. Pero, ¡oh sorpresa!, los costes eran altísimos, la tecnología no era fiable y las garantías técnicas brillaban por su ausencia. Entonces, decidieron aparcar la idea. Hoy, años después, nos la quieren vender con la misma cantinela de siempre: “inversiones”, “empleo”, “progreso”. Lo único cierto, sin embargo, es que quien gana son las empresas promotoras, mientras que el Maestrazgo sigue acumulando riesgos, impactos ambientales y más incertidumbre.
¿Y por qué el Maestrazgo? Fácil: porque aquí, en estas comarcas rurales y poco pobladas, no hay suficiente presión social ni política, pensará la empresa, mientras empieza a dibujar sobre el mapa su negocio verde. Lo que nos proponen no es transición energética ni desarrollo sostenible, sino pura y dura especulación ambiental disfrazada con un sello verde que a duras penas oculta el olor a negocio.
Desde CHA decimos basta a este descarado intento de convertir nuestro territorio en un vertedero de gases peligrosos y riesgos ambientales, mientras otros lugares, más poblados o con mayor presión social, ni siquiera se plantean semejantes barbaridades. La estrategia está clara: zonas rurales, escasa población, menos resistencia. Pero el Maestrazgo no es el basurero de nadie.
La lección está clara: no podemos seguir hipotecando nuestro futuro y nuestra calidad de vida por proyectos que solo benefician a unos pocos sectores poderosos.
Desde CHA reafirmamos nuestro compromiso con el Maestrazgo, sus gentes y su entorno. Decimos no a los proyectos que ponen en riesgo nuestra salud, nuestro paisaje y nuestro futuro. Porque el progreso no puede ser a costa de convertirnos en el laboratorio de empresas sin escrúpulos. Y menos en pleno siglo XXI, cuando la responsabilidad ambiental debería ser el pilar de cualquier propuesta seria.
Así que, estimados promotores del macroalmacén de CO₂: aquí no vais a encontrar ni un centímetro para vuestros experimentos. Que el Maestrazgo siga siendo el refugio de su naturaleza, no el cementerio de las decisiones cortoplacistas y los beneficios privados a costa del bien común.