Nos quieren fuera ¿Qué será lo próximo?

Marina Rodríguez, coordinadora Nacional de Choventut Aragonesista

Esta semana hemos conocido el cierre de las Zonas Jóvenes en los barrios de Santa Isabel, Arrabal, Parque Goya, La Jota, Valdefierro, Casablanca y Miralbueno, una decisión que supone un nuevo ataque frontal a la juventud zaragozana. No estamos ante una simple reestructuración técnica ni ante un recorte puntual, sino ante una expresión rotunda del desprecio político que la derecha, con Natalia Chueca a la cabeza, demuestra hacia todo aquello que no responde a su modelo de ciudad elitista, homogénea y profundamente clasista. Este cierre no es una excepción, sino una pieza más de una estrategia ideológica que el actual gobierno municipal lleva tiempo aplicando, orientada a desmantelar los espacios públicos que garantizan derechos y que permiten a la juventud vivir, expresarse y organizarse al margen de las lógicas mercantilistas que todo lo convierten en negocio.


La alcaldesa de Zaragoza, amparada en un estilo de gestión que prioriza el marketing institucional frente a las necesidades reales de la ciudadanía, ha optado por cerrar, en pleno verano y sin transparencia, espacios que durante años han sido esenciales para jóvenes que no tienen otras alternativas en sus barrios. Lejos de atender las consecuencias que esta decisión tendrá en la vida cotidiana de adolescentes y jóvenes, Natalia Chueca ha optado por ignorar deliberadamente sus necesidades y aplicar con total indiferencia una medida que pasa por eliminar de la vida pública a quienes no entran en su modelo de ciudad, a quienes no consumen sin preguntar, a quienes se expresan, se organizan y construyen comunidad desde lo colectivo, desde abajo y sin privilegios.


La derecha que gobierna Zaragoza ha dejado claro que no quiere una ciudad diversa, justa ni cohesionada. Quiere una ciudad escaparate, diseñada para quienes pueden pagar por la cultura, por el ocio y por el bienestar. En ese modelo de ciudad, la juventud molesta, porque interpela, porque exige, porque plantea otras formas de estar y de vivir en lo colectivo. Por eso cierran los espacios donde se construyen vínculos, donde se desarrolla pensamiento crítico, donde se crea tejido social. Porque lo que buscan no es mejorar lo público, sino vaciarlo, desprestigiarlo y, cuando nadie lo defienda, sustituirlo por modelos privatizados y excluyentes.


La decisión de cerrar las Zonas Jóvenes es una forma de castigo político a quienes no respondemos al perfil que Chueca y el Partido Popular consideran válido para habitar la ciudad, NUESTRA ciudad. Es una forma de decirnos que no contamos, que no interesamos, que no somos dignas de formar parte del presente ni del futuro de Zaragoza. Pero frente a esa ofensiva, vamos a responder con organización, con firmeza y con propuestas. Porque no vamos a permitir que nos expulsen de nuestros barrios, que nos silencien ni que destruyan los pocos espacios que aún nos pertenecen.


Queremos una Zaragoza donde ser joven no signifique ser sistemáticamente ignorada. Queremos barrios con vida, con cultura, con recursos públicos de calidad, con lugares donde construir comunidad. Queremos una ciudad pensada para todas, no solo para quienes viven en zonas céntricas o pueden permitirse pagar por todo.


Natalia Chueca ha dejado claro que está del lado de quienes tienen, de quienes mandan y de quienes pueden. Nosotras estamos del otro lado, del de la juventud que resiste, que crea, que lucha, que se asocia y que no piensa rendirse. Porque sin juventud no hay democracia, y sin espacios públicos no hay ciudad.



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