
18 Jul Pueyo defiende el coeficiente reductor de la edad de jubilación para los guardas de refugio de montaña
El diputado de CHA ha presentado una iniciativa en el Congreso para poner en valor el trabajo de los guardas de la Federación Aragonesa de Montañismo, cuyos refugios y albergues permanecen abiertos en invierno, con las extremas dificultades y riesgos que eso implica.
El diputado de CHA y portavoz adjunto del Grupo Plurinacional Sumar en el Congreso, Jorge Pueyo, ha comparecido ante los medios de comunicación en la ciudad de Huesca, acompañado por una representación de los guardas de refugio de montaña de Aragón, para presentar la proposición no de ley relativa al aumento del coeficiente reductor de la edad de jubilación en la profesión de guarda de refugio de montaña, que se ha registrado para su debate en la Comisión de Trabajo, Economía Social, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones con el siguiente contenido: «El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a estudiar y valorar el coeficiente reductor de la edad de jubilación en la profesión de guarda de refugio de montaña, en especial en los refugios que permanecen abiertos todo el año, también en invierno, valorando que es uno de los colectivos con mayor siniestralidad y peligrosidad en el mercado de trabajo y atendiendo a la experiencia de los guardas de refugio de montaña de la Federación Aragonesa de Montañismo.»
Jorge Pueyo ha declarado: «Ahora, cuando se ha aprobado el Real Decreto que regula el anticipo de la edad de jubilación en el sistema de la Seguridad Social mediante la aplicación de coeficientes reductores en actividades penosas y peligrosas, resulta oportuno llamar la atención sobre la profesión de los guardas de refugio de montaña, en especial en aquellos refugios que permanecen abiertos los 12 meses, también en invierno. Aunque hay algún otro caso en el Estado español, hay que destacar que todos los refugios de la Federación Aragonesa de Montañismo, que son 16 entre refugios y albergues, con 32 guardas titulares, están abiertos siempre en invierno, con las extremas dificultades técnicas, económicas y climáticas que esto supone. Hablamos de instalaciones que llegan a estar incluso por encima de los 2.400 metros de altitud. Por eso, cuando se habla de la peligrosidad de algunas profesiones no podemos olvidarnos de los guardas de refugio de montaña, en especial de los invernales».
«Los refugios de montaña son los lugares habitados permanentemente más fríos, hostiles y aislados de toda España. Son el conjunto de estas circunstancias las que exigen a los guardas tener unas condiciones físicas y psicológicas especiales, dado el esfuerzo necesario que requieren. La profesión de guarda de refugio es vocacional y no hay ningún guarda que diga que no le apasiona, pero, a partir de cierta edad, implica un riesgo y un esfuerzo adicional. Identificar al guarda de refugio como profesional de riesgo sería dar a éstos y a la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) un reconocimiento a su esfuerzo y labor, desconocida por la mayoría de los ciudadanos. La FAM se preocupa por tener lo que es seguramente una de las mejores redes de refugios de Europa, cuya gestión es envidiada y a veces copiada por otras federaciones. La FAM no sólo se ha preocupado por tener instalaciones modernas y equipadas para poder estar abiertas en invierno, con el coste de mantenimiento y humano que ello conlleva, sino que se ha encargado de formar a sus guardas con los conocimientos y recursos necesarios para poder realizar su trabajo con la máxima seguridad y profesionalidad exigible. Los guardas de la FAM disponen del Certificado de Guardas de Refugios y Albergues de Montaña y algunos también el diploma de Guarda de Refugio por la Universidad de Toulouse. Tengamos en cuenta que, en muchas ocasiones, el equipo multidisciplinar al frente de un refugio se reduce a una única persona desempeñando las distintas competencias con la cualificación correspondiente. Como se puede suponer, en un entorno aislado como ese, un guarda tiene que saber hacer de todo. Gracias a la FAM, los guardas aragoneses son posiblemente de los profesionales de montaña más cualificados y preparados de todo el Estado español.»
«Un reciente informe elaborado por el propio colectivo ha analizado la siniestralidad laboral durante los últimos 15 años (entre diciembre de 2010 y marzo de 2025) en el colectivo de guardas de refugios de montaña de Aragón (que debería ampliarse al resto de guardas que trabajan en refugios de montaña durante el invierno en alguna otra comunidad autónoma, aunque sea un colectivo más reducido). Los datos son los siguientes: un accidente mortal, 5 accidentes graves y 12 menos graves. Tengamos en cuenta que se trata de un colectivo de 40 trabajadores, de los que el 2,5% ha sufrido accidentes mortales, el 12,5%, accidentes graves y el 30%, accidentes menos graves. En conclusión, el 45% del colectivo de guardas de refugio de montaña se ha visto implicado en accidentes laborales significativos. El trabajo de guarda de refugios de montaña abiertos en invierno es una profesión altamente exigente y con riesgos inherentes, al desarrollar su labor en entornos aislados, a gran altitud y en condiciones climatológicas adversas.»
«Al comparar esta siniestralidad con otras profesiones tradicionalmente consideradas de riesgo, como la minería, se observa que, aunque el número total de trabajadores en minería es mucho mayor, la tasa de siniestros graves por trabajador es significativamente inferior. En el caso de los guardas, cada accidente representa un porcentaje relevante del total del colectivo, llegando incluso a producirse un accidente mortal en 2025. Dada la magnitud relativa de los siniestros y la exposición permanente al peligro, los datos respaldan firmemente la consideración de la profesión de guarda de refugio de montaña como profesión de riesgo. Esta clasificación permitiría un mayor reconocimiento institucional y la adopción de medidas especiales de protección, prevención y compensación acordes con la realidad de su entorno de trabajo», ha concluido Jorge Pueyo.
A continuación, ha intervenido Jaime Arbex, guarda del refugio de Pineta: «Desde el colectivo de guardas de los refugios de montaña de Aragón queremos agradecer a la Federación Aragonesa de Montañismo, y especialmente a Chunta Aragonesista, el apoyo que nos han brindado, sin el cual esta reivindicación seguramente no hubiera sido posible. Gracias a este respaldo, se da visibilidad a un colectivo que, aunque reconocido por las instituciones —como lo demuestran los distintos galardones recibidos—, sigue siendo en gran medida desconocido para la mayoría de la ciudadanía. La labor de guarda de refugio es una profesión vocacional. Sin embargo, eso no quita que su dureza y los riesgos que conlleva supongan un peligro constante para sus profesionales, siendo comparativamente una de las profesiones con mayor índice de siniestralidad. A pesar de que desde la Federación se ha apostado por la formación de los guardas —haciendo de ellos algunos de los profesionales más capacitados del Estado—, el entorno en el que desarrollan su trabajo implica estar expuestos a múltiples riesgos, que se agravan con la edad debido a las exigentes condiciones físicas que requiere esta profesión. Por todo ello, creemos que considerar la profesión de guarda de refugio como una profesión de riesgo sería un reconocimiento justo a su labor, entrega y profesionalidad».