Trabajo, Justicia Social y Territorio

Iván Colás Marín, coordinador del Rolde de Economía y Política Laboral de Chunta Aragonesista

«Hay que renovar el entusiasmo por transformar la realidad, porque lo que no avanza, puede morir».

Estas palabras del historiador y humanista aragonés Eloy Fernández Clemente, pronunciadas al recibir el Premio Aragón 2022, nos invitan a convertir el pensamiento crítico en acción, y el compromiso en política útil. Especialmente hoy, Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, una fecha que no debe ser sólo conmemoración, sino catalizador de cambios.

El 1º de mayo hunde sus raíces en las luchas del movimiento obrero internacional y en su anhelo por una jornada laboral digna. También en nuestra historia: el 22 de abril de 1931, el Gobierno provisional de la II República declaró esta jornada como fiesta del trabajo. No era una concesión, sino un acto de justicia: reconocer que el progreso de un país no puede cimentarse sobre la explotación.

Hoy, en pleno siglo XXI, el derecho a un trabajo digno sigue en disputa. La precariedad laboral se ha cronificado, afectando con especial dureza a jóvenes, mujeres y personas LGTB+. Contratos temporales, sueldos que no llegan a fin de mes, expectativas frustradas y una creciente siniestralidad laboral son el paisaje diario para demasiadas personas en Aragón.

Pero frente a la resignación, debemos reivindicar. Reivindicar que otro modelo laboral es posible y necesario. Un modelo que garantice igualdad real, que proteja frente a la discriminación, que valore los cuidados, que genere empleo en todo el territorio.

Desde Chunta Aragonesista defendemos que este nuevo modelo pasa por fortalecer el autogobierno. Por eso creemos que ha llegado el momento de estudiar, en el marco del autogobierno aragonés y en diálogo con los agentes sociales, la posibilidad de establecer un marco aragonés de negociación colectiva y de relaciones laborales propio. Un marco que responda a nuestra realidad socioeconómica, a las características de nuestro tejido productivo, a las necesidades de nuestro territorio.

Este instrumento permitiría adaptar políticas laborales de forma más eficaz y equitativa, impulsando acuerdos que favorezcan la cohesión social y territorial, y reforzando la capacidad de Aragón para construir un futuro en el que nadie tenga que marcharse para poder vivir con dignidad.

El 1º de mayo no es una fecha para la nostalgia. Es un día para mirar de frente al presente y al futuro. Para recordar que los derechos laborales no son una herencia garantizada, sino una conquista diaria. Que solo si humanizamos el empleo podremos avanzar hacia una sociedad libre, justa y democrática.

Ese es el horizonte que queremos para Aragón. Y hacia él seguiremos, con la convicción de que un trabajo digno y un país justo deben ir siempre de la mano.



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