
03 Jul Vergüenza
Sonia Alastruey Alpín, coordinadora de CHA-Uesca
Podría decir que viendo el último pleno del ayuntamiento de Huesca sentí vergüenza, pero eso sería quedarme muy corta. Sentí asco y pena, y, si, también mucha vergüenza. Cuando me enteré de que en el orden del día estaba una moción para suprimir el minuto de silencio al comienzo de cada pleno cuando en el periodo entre plenos se hubiera cometido un asesinato machista pensé que sería una más de las muchas “fascistadas” a las que nos van teniendo acostumbrados los “ultracentristas”, pero no, para mi sorpresa la moción partía del Partido Popular, arrastrado irremediablemente al fango de la ultraderecha. ¿Formaría parte del famoso Plan de Lorena? ¿Este es la Uesca “Huapa” de la que habla? Menos faena le da, desde luego, validar a sus compañeros de la ultraderecha que pensar y trabajar mociones que se materialicen de verdad en nuestra ciudad.
Llegó el momento de la “defensa” de la moción, que corrió al cargo de doña Gema Allué. Empezó mal, echándole en cara al PSOE que hubiera politizado estos, tan necesarios, minutos de silencio, así, a pelo, en la primera intervención, siendo que han sido ellos, el PP, el que ha llevado esta asquerosa moción al pleno.
En ningún pleno de los que he asistido o seguido por las redes he visto esa politización que se inventa la señora Allué. Pero la cosa no quedó ahí. La señora Allué, siguiendo el guion marcado desde Madrid, al parecer para todo el estado, tenía que meter los repugnantes y machistas audios de Ábalos aunque fuera con calzador, y lo hizo. Lo hizo diciéndoles a sus compañeros y compañeras concejales del PSOE que no tenían autoridad moral ni derecho para defender los derechos de las mujeres por los comentarios machistas de un dirigente socialista…y eso ya fue vomitivo. Vomitivo porque pensaba entonces que si la señora Allué pensaba eso de la bancada socialista, qué debería pensar de ella misma, que hasta hace pocos meses se sentaba a escasos metros de un excompañero de partido condenado por maltratar, vejar y humillar a su mujer y sus hijos; ¿habría que pensar, dentro de su propia lógica, que todos los concejales y concejalas del PP son iguales? Leyó la señora Allué, sin ningún rubor, los audios famosos, como si fueran entre concejales de nuestro ayuntamiento y no de unos señorones de Madrid, y yo pensaba y recordaba la declaración ante el juez de la exmujer de su compañero de bancada con todas las cosas que les hacía a ella y a sus hijos, y sentía asco y repugnancia.
También le quiero dedicar unas líneas a los triunfadores de la tarde, que fueron, gracias a sus amigos del PP, los ultras de VOX. Defendía su voto a favor, orgullosa, la señora Magán. No voy a entrar a discutir su discurso machista pero sí me gustaría que reflexionase sobre su justificación de que todas las víctimas son iguales y todas tienen derecho a sus minutos de silencio. Decía que el ayuntamiento no guardaba minutos de silencio por otras víctimas de violencia, pero no he visto nunca a los concejales de VOX de este ayuntamiento ni de ningún otro, reclamando minutos de silencio cuando se han cometido parricidios o delitos semejantes. Cuando se producen otros asesinatos no reclaman minutos ni homenajes, pero cuando hay minutos de silencio u homenajes a las víctimas de violencia de género, entonces sí se quejan. Queda claro cuál es su problema y no es que no haya homenajes a otras víctimas, sino que haya homenajes y recuerdo a las víctimas de la violencia machista, y ahora, gracias al PP, en Uesca han conseguido que no haya ese merecido homenaje y ese necesario recuerdo.
Ya sólo me faltó, para rematar, escuchar a la señora alcaldesa reclamar su minuto de silencio, como su minuto de gloria instagramer, por los insultos machistas del pasado San Lorién, equiparándose con las miles de mujeres asesinadas. Lo dicho, vergüenza.