23 de abril, ‘Aragón por bandera’

Joaquín Palacín, presidente de Chunta Aragonesista

Este Día de Aragón, fecha festiva y también reivindicativa, debe servirnos para reflexionar, proponer y tratar de construir el futuro que queremos.

Reconocernos en lo que somos, pero también para reclamar y lograr, de una vez, todos los derechos políticos que tenemos como país con una trayectoria e identidad propia de más de mil años de historia.

Las cuatro décadas de autogobierno han sido toda una oportunidad para demostrar que desde Aragón sí somos capaces de tomar las decisiones para construir nuestro futuro.

Cuarenta años, con sus múltiples errores y también con sus importantes aciertos, que han permitido afianzar un modo y una manera de hacer política “a la aragonesa”. El pacto por bandera, el acuerdo y el consenso como un método de solución de los distintos problemas, haciendo de este mecanismo de diálogo lo habitual, cuando en los gobiernos de España ha sido, casi siempre, la excepción.

Se ha tratado de dar soluciones desde Aragón para los aragoneses y las aragonesas, desde una medida más real de nuestras verdaderas necesidades, no con unas plantillas genéricas, hechas desde Madrid, que poco o nada tienen que ver con nuestra realidad demográfica y territorial.

Tenemos ya una trayectoria que nos da la madurez política suficiente para tratar de dar un salto, un impulso, tanto en la calidad de nuestra toma de decisiones, aumentando la cogobernanza con otras instituciones españolas y europeas, como en la reclamación para poder disponer de la financiación que necesitamos realmente. El objetivo es hacer cada vez más cotidiano y efectivo nuestro derecho a decidir lo que queremos para Aragón.

El Gobierno de España debe cumplir, de una vez, con lo dispuesto en nuestro Estatuto de Autonomía, traspasar la veintena de competencias pendientes desde 2007 (nos falta hacernos cargo de relevantes cuestiones relativas al transporte, la inmigración o la gestión del régimen económico de la Seguridad Social), establecer un mecanismo de relación bilateral Aragón-Estado para asegurar un sistema de financiación adecuado a nuestras necesidades, sin renunciar a nuestra condición foral. Recursos económicos necesarios para implantar todas las decisiones políticas desde nuestro gobierno. De otro modo, todas nuestras medidas están y permanecerán atadas, limitadas, coartadas.

Sin estas cortapisas se podrán poner en marcha cuantas políticas necesita Aragón, tanto en el ámbito de las políticas sociales, educativas, sanitarias y de vivienda así como las destinadas a fortalecer nuestro tejido productivo. Dispondríamos de más capacidad de inversión pública en innovación e investigación para crear empleo de calidad, fijar población y garantizar el derecho a vivir en nuestros pueblos, reforzando nuestra identidad cultural aragonesa en todos los ámbitos, desde las lenguas, al patrimonio histórico-artístico…

Aunar ese mayor poder político con más capacidad económica nos permitiría actuar mejor y más rápido ante todos los retos planteados como sociedad: fortalecer el “Estado de Bienestar Aragonés” para cuidar de nuestra gente, impulsar un nuevo modelo económico, social y ambiental en Aragón, abordar decididamente el reto de los desequilibrios sociales y territoriales, afrontando desde ya el cambio climático y garantizar todos nuestros derechos.

Abanderar un Aragón plural, sostenible, culto y feminista, capaz de trasladar la esencia de lo que fuimos para garantizar en el futuro lo que decidamos ser.



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