14 Jun Aragón, el futuro nos espera
Isabel Lasobras, Secretaria General de Chunta Aragonesista
Cumplir 37 años de historia como partido político es un motivo más que suficiente para reflexionar sobre lo realizado, pero también sobre lo que queremos alcanzar.
El aragonesismo forma parte de una larga trayectoria política, enraizada fuertemente en nuestra historia, en nuestra identidad propia, con una cultura diferenciada, una voluntad de querer ser y una vocación inequívoca de proyectarse hacia el futuro.
Las realidades sociales y económicas cambian. Debemos adaptarnos a los nuevos tiempos, dando, con audacia, las respuestas aragonesistas que se necesitan. Hay que conseguirlo desde la esencia de nuestra forma de ser y estar en política, tomando las decisiones aquí, con unas propuestas fundamentadas en unos valores claramente progresistas.
Si hablamos de retos inmediatos de futuro, éstos pasan por actuar, decididamente, frente a los crecientes desequilibrios sociales y territoriales, en un marco global donde los efectos del cambio climático son ya una realidad, lamentablemente, muy cotidiana.
Nuestra opción política para afrontar todos estos problemas pasa por reforzar el autogobierno, con más poder político y económico para Aragón. Sólo desde aquí, seremos capaces de aplicar mejor cuantas medidas sean necesarias para actuar frente a estas desigualdades crecientes.
Si conocemos la causa y la mejor solución al problema, si creemos en los mecanismos de participación política, necesitamos contar con cuantas herramientas sean precisas en Aragón para ir avanzando en el derecho a tomar nuestras propias decisiones, contando, por supuesto, con los recursos financieros suficientes.
El actual sistema en el Estado, vigente desde 2009, genera una situación perversa, donde cada día que pasa Aragón pierde porque prima el factor población por encima del coste real del servicio prestado.
Lugares con un amplio territorio y con densidad baja de población necesitan de una mayor inversión pública para atender, adecuadamente, nuestra realidad. Y basamos estas afirmaciones en los datos objetivos expuestos en los rigurosos y exhaustivos informes elaborados por la Cámara de Cuentas de Aragón.
La próxima legislatura, que se abrirá tras el proceso electoral de julio, tiene que ser la que modifique, sustancialmente, el modelo de financiación y la que ahonde en políticas de cogobernanza para que nuestra opinión, nuestra voz y también nuestro voto cuente, sea valorado y respetado de una manera más justa.
Es una fórmula democrática evidentemente más compleja, más elaborada, que requiere de un mayor diálogo entre todas las partes y de una capacidad real de poder llegar a acuerdos, pero que debe abrirse necesariamente paso. Máxime en un momento como el actual, donde debemos hacer frente a las crecientes tentaciones recentralizadoras. Un tiempo político donde tenemos que posicionarnos contra los negacionistas de la violencia machista y la diversidad social, sin olvidar mostrar, una y otra vez, nuestro rechazo al trasvase del Ebro, un expolio inadmisible para Aragón.
Por todos estos motivos, se hace necesaria la presencia del aragonesismo de progreso para que, en el mañana que nos espera, respondamos con urgencia a las reiteradas demandas de una mayor justicia social, se fortalezcan las medidas para alcanzar el necesario reequilibrio territorial, se incrementen las políticas de igualdad, se alcance una transición energética justa con nuestros recursos y paisajes, impulsando el feminismo y el ecologismo como banderas de un futuro que debería ser ya nuestro presente.