De injustas comparaciones

Javier Carbó, secretario territorial de Chunta Aragonesista en las Comarcas Turolenses

Es habitual recurrir al manido dicho en el que las comparaciones son odiosas, tratando de desvirtuar el hecho de recurrir a esta práctica, pero en el caso que nos ocupa estas palabras sí las recogen en la forma y debemos llegar a hablar, en el fondo, de las comparaciones injustas.

Y es que las recientes declaraciones de la portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE, Esther Peña, respaldadas por la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, han despertado una ola de indignación en Teruel.

Comparar el cupo catalán con las ayudas al funcionamiento otorgadas a Teruel, Soria y Cuenca es, a juicio de CHA, un ejercicio de manipulación política, a la que tan mal estamos acostumbrados en estos tiempos. Supone presentar una realidad antes los demás territorios muy deformada y es una ofensa para quienes sufrimos las consecuencias de la despoblación y la falta de infraestructuras básicas como un mal endémico.

Las ayudas al funcionamiento que reciben las empresas en Teruel, Soria y Cuenca no tienen absolutamente nada que ver con el cupo catalán y cualquier intento de equiparar ambos conceptos es una falacia. Las ayudas que recibimos no son un privilegio, sino una medida de compensación mínima y necesaria para paliar el abandono histórico de estos territorios por parte del Estado y la falta de oportunidades que ello ha generado.

Vamos al dato objetivo: 81 millones de euros para tres provincias. Es más, la ayuda a las empresas en Teruel apenas alcanza un 1% de los costes laborales cuando la normativa europea permite una compensación de hasta el 20%. No se trata de un regalo, sino de un intento más para contribuir a intentar mantener la actividad económica en una de las zonas más despobladas de Europa.

Las ayudas a Teruel, Soria y Cuenca, que apenas suponen 18 euros al mes por trabajador, es un peldaño más para evitar la escalera descendente del colapso económico de estos territorios.

La verdadera “financiación diferenciada” debería centrarse en corregir las desigualdades históricas y dotar a Teruel de los recursos necesarios para poder disponer de unos servicios públicos de calidad, independientemente del lugar y de la comarca en la que vivamos. No necesitamos comparaciones odiosas ni manipulaciones políticas, sino un compromiso real y efectivo con la justicia territorial.

Es urgente que el Gobierno y su portavoz reconsideren sus declaraciones, pidan disculpas y se centren en asegurar lo que un territorio como Teruel merece, por derecho propio.

Ya es hora de que desde el Gobierno de España, desde los partidos con la cabeza y el corazón en Madrid, se deje de usar nuestro nombre en vano y se comience a actuar con responsabilidad política y equidad territorial.



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