El matrimonio igualitario se hace mayor de edad en un contexto de derechas frente a derechas

Loren González Sanagustín, miembro de Chunta Aragonesista

Han transcurrido 18 años desde la aprobación del matrimonio igualitario en España y toda una generación se ha hecho mayor de edad a la par que esa medida no ha roto las familias, sino todo lo contrario. Han transcurrido también 54 años desde las revueltas acaecidas en el Stonewall Inn de Nueva York que fueron el germen del Orgullo.

Han pasado también 5 años desde que las Cortes de Aragón aprobaran por unanimidad de las fuerzas políticas presentes en la cámara las leyes trans y LGTBI de Aragón y este año, el Orgullo LGTBI en España, celebra, por primera vez en nuestra historia, una ley estatal que garantiza los derechos de casi toda la comunidad LGTBI y que ha supuesto un paso de gigante en las políticas de igualdad y diversidad en el estado.

Y en este contexto, uno de cada tres países en el mundo sigue castigando penalmente las relaciones entre personas del mismo sexo – once de ellos con la muerte –, en EEUU asisten a un preocupante auge de incidentes de odio y a un aumento peligroso y sin precedentes del número de legislaciones aprobadas por distintos estados contra las personas LGTBI. Un contexto en el que Uganda pone en riesgo su ayuda exterior debido a su nueva ley LGTBIfóbica o en el que el Orgullo de Jerusalén plantó cara a un Gobierno plagado de ministros abiertamente homófobos.

Y en España, el contexto al que asistimos es el que dos futbolistas del Betis sufrieron ataques homófobos por llevar un bolso como complemento a una boda, en el que los Mossos d’Esquadra están investigando la viral agresión contra una mujer trans en el metro de Barcelona, en el que empresas, como Target, se ven obligadas a retirar parte de su colección LGTBI tras varios ataques LGTBIfóbicos, en el que el obispo de Orihuela-Alicante carga contra la bandera arcoíris y acusa al colectivo LGTBI de “desfigurar el símbolo bíblico con ideas contra la naturaleza”, en el que una pareja de mujeres sufrieron agresiones homófobas en el parque Warner de Madrid hace pocos días, en el que se vivieron insultos homófobos en la inauguración de una ópera en Sevilla ante un beso entre dos hombres, en el que dos vecinos de Náquera amenazaron con tirar piedras a un joven que colgó la bandera LGTBI en el balcón de su casa, en las habituales actitudes LGTBIfóbicas que se escuchan en los campos de fútbol cuando juegan equipos de hombres y en todas las violencias invisibles que no saltan ni a los medios ni a las redes y que tampoco constan en el informe de delitos de odio del Ministerio del Interior porque la infradenuncia y el miedo están ganando terreno cuando las políticas de crueldad se afianzan en la sociedad. En un contexto en el que, según una encuesta realizada por 40dB para la Federación Estatal LGTBI+, en los últimos 5 años se habrían producido unas 50000 agresiones contra el colectivo LGTBI que, aunque denunciadas a la policía, no se han contabilizado como incidentes de odio.

A puertas de unas elecciones generales cruciales para los derechos y para las derechas, los derechos LGTBI ya no sólo se ponen en cuestión por la única fuerza política que cuestiona la LGTBIfobia, la violencia machista, el cambio climático y los derechos humanos, sino también por el candidato a presidente del gobierno del PP con el anuncio de la derogación de la ley trans y LGTBI si gobiernan.

Los derechos del colectivo se reivindican, se legislan y se protegen y en este Orgullo 2023, como antesala de otra campaña electoral y como hicimos con la pasada, desde el aragonesismo de izquierdas que representa Chunta Aragonesista bajo el paraguas de Sumar insistimos: o se vota derechos o se vota derechas.



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