El trasvase de la energía de Aragón

Joaquín Palacín, presidente de Chunta Aragonesista

Hemos sido un territorio donde el término trasvase ha tenido tantas variantes políticas como acepciones económicas.

Sea de personas y gentes a otros lugares, en busca de empleo, formación y mejores oportunidades de vida o el trasvase de nuestros ríos y aguas, con los codiciosos ojos puestos siempre en el río Ebro, para que otros lugares puedan expoliar y aprovecharse de nuestros recursos. Así, con esa perspectiva final, nos llenaron de grandes pantanos, inundando pueblos y paisajes: “Sólo querían agua, montañas y electricidad”, como canta la Ronda de Boltaña.

Sin olvidar el más reciente de los “trasvases”, la fuga de empresas aragonesas absorbidas por esa “centrifugadora política madrileña de la derecha”, a la que no le importa las afecciones al resto con tal de seguir incrementando su cuenta de resultados electorales.

Valga este repaso comparativo para valorar lo que suponen las recientes declaraciones de la Ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Gobierno de España, Teresa Ribera, que van a aportar otra modalidad a esta lista de trasvases que bien podría citarse así: “La energía de las renovables se producirá en Aragón y se trasladará fuera de nuestro territorio”.

Ribera ha reconocido, en una reciente entrevista en un medio de comunicación, que se va a trasladar a otros lugares buena parte de la energía producida en las macro – instalaciones eólicas y fotovoltaicas que se están impulsando aquí.

Volvemos a un esquema desarrollista, que creíamos caducado, donde producimos en nuestro territorio la materia prima, asumimos su coste e impacto ambiental (con todas las afecciones e hipotecas para nuestro medio rural aragonés), con el principal objetivo de trasladar el máximo beneficio económico fuera. Es decir, nos quedamos con lo que no quieren, cubriendo el entorno al coste paisajístico que sea, con aerogeneradores, placas solares y líneas de muy alta tensión en todas las direcciones, para poder llevarse lo que sí necesitan. De este modo, pueden generar producción, crear riqueza y empleo lejos de aquí.

Dicen que hay tierras al este donde se trabaja y paga…, como cantaba el poeta pero en versión siglo XXI.

Ha llegado el momento de replantearse toda la política energética, la necesaria transición en este ámbito y reivindicar un modelo más sostenible diferente al planteado por el Gobierno de España, basado básicamente en subastas de megavatios sin el control y la planificación adecuados.

Es necesario, a juicio de Chunta Aragonesista, priorizar la transición energética en las zonas urbanizadas y las comunidades energéticas comunitarias en pueblos y ciudades. Además, hay que variar la política actual con medidas audaces para tratar de fomentar el autoconsumo, con la creación de planes para que las ciudades también sean lo más autosuficientes posible. Aprobando políticas públicas para crear un marco de fomento y optimización del consumo energético.

Igualmente, tenemos otra opción más para Aragón. Debemos conseguir que el Gobierno de España impulse la reversión pública de las concesiones caducadas de saltos hidroeléctricos, acabando con las políticas de nueva concesión a subasta para el aprovechamiento privado y trabajando hacia una empresa pública aragonesa de energía.

En definitiva, medidas políticas para actuar ante un libre mercado de la energía, basado en claros principios neoliberales y con un acusado cariz especulador, que ha demostrado lo poco que le importa el territorio y los problemas que pueda ocasionar. Basta recordar el desproporcionado incremento de la electricidad durante el año pasado.

La electricidad es un bien esencial para la vida diaria. Por tanto, es necesario lograr una transición energética justa que no deje atrás a ninguna persona, a ningún territorio, y establezca, como un principio esencial, el derecho humano a la energía, garantizando su acceso a un precio justo y asequible.



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