José Manuel Latorre recorre Valtorres nevado (19-01-2024)

José Manuel Latorre, diputado provincial de CHA: “En Valtorres se está realizando un trabajo excelente  para conseguir que la localidad tenga recursos municipales destinados al alquiler de viviendas, clave para facilitar la acogida a nuevos vecinos y vecinas”.

 

El diputado de Chunta Aragonesista en la Diputación Provincial de Zaragoza, José Manuel Latorre, continúa su ronda de visitas a las poblaciones de las comarcas zaragozanas. En esta ocasión y para comenzar el año se desplazó el pasado 19 de enero  a la Comunidad de Calatayud para visitar el municipio de Valtorres. Llegamos por la mañana con los primeros copos de nieve y con el entusiasmo de cumplir nuestro compromiso de recorrer el pueblo de la mano de sus representantes municipales, las compañeras de CHA Noelia y Elena junto a Chabier que fue también alcalde hace ya 9 años.

Nos recibieron en el Ayuntamiento, donde mantuvimos una pequeña reunión para conocer todo lo que el equipo de gobierno ha hecho en el pueblo. Noelia Sánchez Gil, geógrafa y master en Ordenación del Territorio y Medio Ambiente por la Universidad de Zaragoza y fruticultora de profesión volvió a salir elegida alcaldesa de Valtorres, por segundo mandato consecutivo, para seguir al servicio de su pueblo- junto a Elena Bandrés, teniente de alcaldesa. Ambas comparten los retos y problemas de Valtorres con la vehemencia de quien quiere que a su pueblo y sus vecinos y vecinas les vayan bien las cosas, a pesar de los problemas que les acechan. Problemas que tienen que ver con la despoblación cuya consecuencia visible, además de la carencia de gente, es la falta de viviendas de alquiler y también falta de mantenimiento de algunas de las viviendas de la localidad. Por eso su principal reto ha sido construir dos viviendas municipales para quienes adquieran el compromiso de permanecer en Valtorres. Todo un logro para este pequeño municipio.

Así nos hablan de Casa Natalia, propiedad de Natalia y José ya fallecidos de la que hablan con el mismo cariño con  el que lo hacen los vecinos del pueblo, pues fue la primera casa en la que hubo teléfono  Sus herederos la donaron al ayuntamiento  y además de las  viviendas, van a instalar el consultorio médico y una sala polivalente.

Los albañiles siguen trabajando en dar los toques finales. Desde la galería de la Casa de Natalia vemos a lo lejos -ya entre gruesos copos de nieve- la iglesia presidida por una original torre de hierro con campanas totalmente vistas. Iglesia que en la actualidad tiene graves problemas en el tejado debido al mal estado de las tejas que se agudizó tras el último vendaval, por lo que la puerta principal está precintada y los vecinos tienen que celebrar la misa en la sacristía, a la que acceden por una puerta lateral.

La iglesia se construyó a vecinal, a zofra. El solar fue cedido por un vecino, los ladrillos donados por otros valtorresinos y fue construida prácticamente con la participación de todo el pueblo, tras declarar en ruina en la década de los 60 la antigua iglesia mudéjar ubicada en el centro del pueblo. El nuevo templo, además de ser un edificio emocionalmente intenso, representa en el pueblo el espíritu comunitario. Nos contaron en el consistorio que será el Obispado de Tarazona el que envíe un arquitecto para determinar el grado de afección de los daños y a ver si pueden acogerse a las ayudas como las que ofrece la DPZ para la reforma y restauración de bienes eclesiásticos.

Hablando de la agricultura nos cuenta Noelia que ella y varios fruticultores valtorresinos más forman parte de la asociación que quiere impulsar la marca “Cereza de Altura”, en la comarca con el objetivo de reconocer las propiedades que este preciado y singular fruto tiene en esta comarca Comunidad de Calatayud con pueblos que pasan de los 700 metros de altitud. Algo que se nota en el sabor de la fruta y por eso quieren que se sepa. También se enfrentan a riesgos, como son las heladas, pero cada zona tiene lo suyo.

La conversación fluye con agilidad pues tanto Elena como Noelia hablan apresuradas y con ganas de contarlo todo, junto a Chabier cuya experiencia como alcalde también nos sirve para conocer el histórico de lo vivido en el pueblo diez años atrás. Valtorrres siente como una espada de Damocles la presencia de la granja de pollos que alberga unas 72.000 cabezas y que amenaza con ampliarse hasta 144.000. Está instalada en el término municipal de Terrer pero a menos de 500 mts del casco urbano de Valtorres.

Ya notan el olor a amoniaco característico de este tipo de granjas y lo notan también en el tráfico pesado de los camiones que vienen y van a la granja. A pesar de que recibieron el visto bueno del INAGA y del Ayuntamiento de Terrer el caso sigue en los tribunales porque Valtorres considera que ha habido irregularidades en la concesión de las licencias. Esta granja genera, además, dos problemas graves para los campos de los alrededores y también, en un futuro, para el agua de boca de Valtorres ya que los lixiviados, que es la mezcla de los purines de las aves con el agua, caerán por decantación al subsuelo y al pozo de agua de boca del que se suministra el pueblo porque la granja se encuentra 16 metros más alta que este pozo de agua de boca.

Valtorres tiene un término municipal pequeño, cuyas 3/4 partes están al refugio del monte de San Juan, que se siente literalmente casi encima de las casas y cuyos accesos en la parte alta del pueblo están cercanos a los edificios. Esta circunstancia le da un especial encanto y más en un día de nieve como hoy, que a medida que vamos recorriendo espacios se van visibilizando los pinos, abetos y matorrales más y más llenos de nieve. Salimos por un costado de la plaza para llegar al centro sociocultural Chesús Bernal, en el que próximamente se inaugurará el centro museístico impulsado por la asociación sociocultural que lleva el nombre de este ilustre valtorresino.  El acceso al centro ya se cubre de nieve y subimos las escaleras conscientes de que por ellas corretearon los niños y niñas de Valtorres durante muchos años.

La inversión municipal también se destinó siendo alcaldesa Marta Fernández Delgado, en 2011-2015 a acondicionar el edificio que acoge el centro sociocultural, que fue la escuela de niños en la planta baja y la escuela de niñas en la planta superior, en donde dos cabezudos construidos y regalados por Pablo, un vecino del pueblo, nos dan la bienvenida.  La planta segunda era la vivienda del maestro o la maestra y ahora es una vivienda municipal, decorada con el trabajo del grupo de mujeres que hacen las manualidades en el pueblo.

 

Es una vivienda pequeña pero con mucho encanto, con un alquiler adecuado a las posibilidades económicas de quien la ocupa. Y es que desde el ayuntamiento están convencidas de que quien decide fijar su residencia en Valtorres después de cruzar el mundo, el ayuntamiento tiene que estar a la altura, junto a sus vecinos y vecinas que están acostumbrados a la acogida a familias con o sin hijos que vienen a quedarse y que se convierten en riqueza y trabajo para los campos que necesitan mucha mano de obra para poder sacar adelante la cosecha en especial en verano.

En la entrada del pueblo se accede a un tramo del camino del Cid cuya leyenda afirma que pasó por Valtorres en su destierro a Valencia. Una ruta que se llama “Las tres taifas” y puede hacerse andando o en bici de montaña, como puede comprobarse en la extensa web https://www.caminodelcid.org/  que tiene un montón de sorpresas.

Al estar encajonado entre un monte y una sierra, Valtorres tiene una cobertura de móvil pésima. No es un lugar clave para que las grandes compañías situen una torre de cobertura móvil, lo que impide con ello el desarrollo de una actividad más potente relacionada con las nuevas tecnologías o internet y que afecta al propio desarrollo de la actividad administrativa municipal. Este es un gran reto que comparten con otros municipios y que habrá que estudiar bien para buscar soluciones lo más pronto posible.

Hablamos del buen funcionamiento de la ludoteca que gestiona una empresa de Munébrega “Zarandilla” y que tiene mucho éxito  porque vienen no sólo niños y niñas del pueblo sino también de Munébrega. Hablamos también de la frustración que viven porque el horno, de propiedad municipal esté ahora cerrado aunque se están buscando soluciones creativas y hay contactos en marcha para su reapertura; sobre el aparcamiento de caravanas o la adecuación del campo de futbol-baloncesto aunque nos queda pendiente una nueva visita.

Paseamos apresurados porque la nieve comienza a caer con fuerza y tiene pinta de ir cuajando un paisaje más parecido al Pirineo que a este pequeño pueblo de casi 80 habitantes empadronados y que en su momento fue grande y numeroso en población, a tenor de las dimensiones que tiene el lavadero que nos recibió a la entrada de la localidad.

Recorremos las calles de Valtorres sintiendo la presencia de Chesús Bernal y de los recuerdos de quienes tanto le quisieron. Allí la casa donde nació Chesús, la rosa -nos cuenta Elena-.

En la parte alta del pueblo se encuentra el rincón de Jacinto y Carmen, un pequeño mirador y rincón de lectura cuyo solar fue donado por los hijos de esta pareja ya fallecida como solana para los vecinos y vecinas.  Gracias a esta actitud de donación y de compartir cosas altruistamente Valtorres disfruta de sitios como este o de la futura casa de Natalia.

La inauguración del museo del centro Sociocultural será una cita obligada a la que me comprometo a asistir con ganas de recorrer los rincones que no hemos podido ver hoy, empujados por la nieve.  Cuando abandonamos el pueblo ya cubre las calles y la carretera de conexión con la autovía en un paisaje que ya comienza a estar blanco como si abandonáramos un pueblo de alta montaña. Nuestro “FENDO CAMÍN EN VALTORRES” se ha teñido de blanco en un día que no olvidaremos fácilmente.

La visita de hoy es inolvidable y seguramente una de las más curiosas de las que realizaremos, pues no todos los días se puede pasear por Valtorres cubierto de nieve.



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