Patronato del Archivo de la Corona de Aragón: 8 años y 7 meses inoperativo

Chunta Aragonesista reclama al Gobierno de Rajoy que haga el último intento antes de concluir esta legislatura y reactive la puesta en marcha efectiva del Patronato del Archivo de la Corona de Aragón, de cuya constitución se cumplirán, mañana, día 20 de agosto, ocho años y siete meses. Nunca más se volvió a reunir en todo este tiempo. 
Según se indicó en su momento desde el Ministerio de Cultura, en respuesta al diputado de CHA por la Izquierda de Aragón en el Congreso, Chesús Yuste, la reivindicación de fondos del Archivo por parte de la Generalitat de Cataluña, y su no aceptación por las otras Comunidades Autónomas y el Ministerio de Cultura, ha conducido a que la Generalitat no designe representante en el Patronato y se haya creado una situación de bloqueo del mismo. 
Sin embargo“ no nos parece una explicación muy plausible, sinceramente, porque el Real Decreto que regula el Patronato no establece que una falta de designación conduzca a su paralización”, ha señalado Briz. El Patronato del Archivo de la Corona de Aragón se constituyó el 20 de enero de 2007. De acuerdo con el artículo 2 del Real Decreto 1267/2006, de 8 de noviembre, de creación del citado órgano, forman parte del mismo representantes de la Administración General del Estado y Aragón, Baleares, Cataluña y Comunidad Valenciana, territorios que conformaban la Corona de Aragón 
La propia web oficial del Archivo de la Corona de Aragón indica que “tiene como finalidad custodiar, conservar, organizar y difundir la documentación que, procedente de diversas instituciones, ha ido acumulando en sus depósitos desde hace siete siglos, perteneciente hoy al Patrimonio Histórico. Fue creado como decisión soberana de Jaime II de Aragón, en 1318. Tuvo durante siglos la consideración de Archivo Real, propiedad estricta del monarca, y hasta 1770 estuvo alojado en el Palacio Real de Barcelona. Junto con las escrituras referentes al Patrimonio Real se custodiaron allí los documentos de gobierno y justicia, y entre ellos las series de registros de la Cancillería. Pronto creció la complejidad de la oficina: en 1346 el Rey nombraba su primer archivero, con este preciso nombre, y en 1384 le daba normas prácticas sobre la incumbencia de su cargo”.


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