Por una modificación del mapa sanitario justa y consensuada

Isabel Lasobras Pina. Secretaria General de Chunta Aragonesista y Portavoz en la Comisión de Sanidad de las Cortes de Aragón

“Porque hay en la tierra muchas tierras, hay un mapa para cada vida, para cada rostro y para cada pueblo”, decía Pablo Neruda en su libro “Canto General”.

Una forma poética de acercase a una decisión política: la cuestión del cambio del actual mapa sanitario aragonés. Toda una reforma técnica que debería servir para mejorar la atención sanitaria pública en Aragón.

El mapa sanitario de Aragón es una herramienta que organiza y distribuye los servicios de atención sanitaria pública. Este mecanismo establece las áreas de salud, sectores sanitarios, zonas básicas de salud y los recursos (centros de salud, hospitales, etc.) disponibles para poder garantizar la prestación de servicios sanitarios a la población de manera eficiente y equitativa.

Como la propia vida, es un instrumento cambiante que debe acoplarse a los cambios sociales producidos a lo largo del tiempo.

Por este motivo, ya hemos celebrado varias reuniones en las Cortes de Aragón donde todos los partidos políticos, con representación parlamentaria, hemos expuestos nuestros criterios sobre cómo debería ser el futuro mapa sanitario aragonés.

Un modelo que es necesario adaptar a la realidad, máxime en un momento en el que la calidad de los servicios públicos está en juego. Desde CHA hemos expuesto que nos resulta imprescindible que cualquier reforma del mapa sanitario no solo garantice la atención sanitaria, sino que la mejore, respondiendo a las necesidades de todo el territorio aragonés.

Esta modificación no puede ser una decisión unilateral del Departamento de Sanidad, sino el resultado de un consenso real con ayuntamientos, comarcas y la ciudadanía afectada. No se trata de un simple ajuste administrativo; está en juego un derecho fundamental: el acceso a una sanidad de calidad, universal y equitativa.

No podemos permitir que la reorganización del mapa implique recortes o una degradación del servicio. La salud de todas las personas que viven en Aragón debe ser la prioridad absoluta. Ya sea en una gran ciudad o en una pequeña localidad, cualquier persona tiene derecho a una atención médica de calidad. Por tanto, exigimos que el nuevo mapa garantice recursos suficientes y servicios adecuados en todos los puntos de nuestra geografía.

Y para lograrlo la financiación es clave. ¿Destinará este gobierno el 25% del presupuesto sanitario de Aragón a la atención primaria, tal y como recomiendan numerosos expertos y organismos? Esta inversión es esencial para fortalecer el primer nivel asistencial, que es la columna vertebral del sistema sanitario y el servicio más cercano para la gente. Una atención primaria fuerte evita colapsos en los hospitales y garantiza una atención más rápida y eficiente.

También defendemos un plan integral de infraestructuras sanitarias que contemple la construcción de nuevos equipamientos y la reforma de los existentes. La falta de recursos materiales y humanos en algunos centros de salud es un problema que no se puede seguir ignorando. Necesitamos plazos claros e inversiones garantizadas para asegurar unas instalaciones aragonesas dignas y modernas.

Una modificación del mapa sanitario sin contar con el territorio está condenada al fracaso. Insistimos en que el diálogo con ayuntamientos, comarcas y agentes sociales es imprescindible. Los servicios públicos no pueden diseñarse desde los despachos sin conocer las realidades locales. Los municipios y comarcas deben tener voz y voto en una decisión que afectará directamente a sus vecinos y vecinas.

Por último, el nuevo mapa sanitario debe reflejar la diversidad demográfica de Aragón. En zonas en expansión, como La Muela o los barrios de Arcosur y Rosales del Canal en Zaragoza, es necesario destinar más recursos y personal para atender a una población creciente y joven. Por otro lado, en comarcas con un claro envejecimiento poblacional y un aumento de enfermedades crónicas, se debe garantizar una atención adaptada, precisamente, a estas necesidades. Asimismo, no podemos olvidar los problemas de acceso que sufren muchos municipios alejados de los centros de salud comarcales.

La modificación del mapa sanitario es y será una decisión política que determinará la calidad de vida de la población en los próximos años.

Es hora de que el Gobierno de Aragón muestre su compromiso con la sanidad pública, garantizando mejoras reales porque la salud no puede esperar.



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