Urbanizar zonas inundables: un error que Teruel no debe cometer

Javier Carbó, Secretario Territorial de Chunta Aragonesista en las comarcas turolenses

La reciente aprobación inicial del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Teruel ha generado una polémica que no puede ser ignorada: la inclusión de zonas inundables como suelo urbano. Esta decisión ha suscitado críticas por parte de los colegios profesionales de arquitectos e ingenieros de caminos, que alertan del riesgo de urbanizar áreas propensas a inundaciones. Desde la perspectiva de la geografía y la planificación territorial, esta advertencia es clave para evitar errores que puedan comprometer el futuro de la ciudad.

El cambio climático ha multiplicado la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos. Las lluvias torrenciales, las crecidas repentinas de los ríos y las DANAs son cada vez más habituales en nuestro territorio, como lo demostró el desastre vivido en octubre de 2024. La devastación causada por esa tormenta dejó al descubierto una lección clara: la naturaleza no perdona los errores de planificación.

Urbanizar en zonas inundables implica aceptar riesgos que pueden resultar catastróficos. Los estudios técnicos pueden prever ciertos escenarios, pero no pueden controlar la fuerza de los fenómenos naturales. Convertir suelos inundables en zonas urbanizables supone poner en peligro vidas humanas, infraestructuras y el propio tejido económico de la ciudad. Teruel debe decidir si quiere caminar hacia un desarrollo sostenible y seguro o si prefiere arriesgarse a cometer los mismos errores que tantas ciudades antes han lamentado.

En el caso de Teruel, el río Turia, que atraviesa la ciudad, ha demostrado en el pasado su tendencia a desbordarse en épocas de lluvias intensas. La memoria histórica y los registros hidrológicos evidencian que estas zonas deben ser protegidas y no consideradas suelo urbano. Alterar estos espacios es alterar el equilibrio natural, y la naturaleza, tarde o temprano, reclamará lo que es suyo.

Desde una perspectiva de planificación urbana, los planes generales deben ser herramientas que garanticen un crecimiento ordenado, seguro y sostenible. Urbanizar no debe significar simplemente expandir el perímetro urbano para construir más viviendas o infraestructuras. El verdadero desarrollo urbano se basa en la optimización del espacio ya existente, en la regeneración de áreas deterioradas y en la creación de ciudades más compactas y habitables.

El PGOU de Teruel debe ser una oportunidad para reflexionar sobre el modelo de ciudad que se quiere construir. ¿Queremos una ciudad resiliente, capaz de enfrentar los desafíos del futuro, o una ciudad vulnerable, cuya expansión descontrolada puede convertirse en un problema para las generaciones futuras? Los errores de hoy se pagarán mañana, y ese precio puede ser muy alto.

La historia reciente está llena de ejemplos de urbanizaciones construidas en zonas inundables que han tenido consecuencias desastrosas. En ciudades como Murcia o Valencia, las autoridades locales han tenido que enfrentar los efectos devastadores de las inundaciones en áreas urbanizadas sin tener en cuenta los riesgos hidrológicos. El resultado ha sido un gasto millonario en reparaciones, la pérdida de propiedades y, lo más trágico, vidas humanas.

¿Es necesario que Teruel pase por lo mismo para aprender la lección? ¿O es posible aplicar la prudencia y aprender de los errores de otros territorios? La respuesta debería ser evidente: la seguridad de la ciudadanía debe ser la prioridad absoluta de cualquier administración local.

Desde CHA creemos que el Ayuntamiento de Teruel aún está a tiempo de reconsiderar su decisión. Escuchar las alegaciones de los expertos en arquitectura e ingeniería de caminos no es un acto de debilidad, sino de responsabilidad. Teruel tiene la oportunidad de ser un ejemplo de planificación urbana segura y sostenible, evitando errores que en otros lugares han tenido consecuencias devastadoras.



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